El 17 de febrero de 2025, el presidente de China, Xi Jinping, encabezó un simposio en el Gran Salón del Pueblo en Pekín, donde discutió con influyentes líderes empresariales sobre el presente y futuro del sector privado en el país. En la reunión, que contó con la presencia de figuras clave como Jack Ma, cofundador de Alibaba, y Ren Zhengfei, fundador de Huawei, Xi enfatizó la necesidad de reimpulsar el sector privado, destacando su importancia como columna vertebral del crecimiento económico de China.
China atraviesa una situación económica desafiante, marcada por una desaceleración económica, una crisis en el mercado inmobiliario, consumo interno limitado y un alarmante nivel de desempleo juvenil. Ante estos desafíos, Xi Jinping instó a los empresarios a "mostrar su talento" y subrayó que el sector privado tiene "amplias perspectivas y gran promesa" para crear riqueza y oportunidades.
Durante el evento, el presidente expuso puntos esenciales para abordar las dificultades del sector privado, entre ellos, la resolución de deudas empresariales pendientes y la mejora del marco legal para garantizar los derechos de las empresas. Asimismo, destacó el papel de la estrategia de desarrollo económico de China, mencionando beneficios como la escala de su mercado y su modelo de gobernanza, que considera ventaja en la expansión de nuevas industrias.
Los datos presentados enfatizan la relevancia del sector privado en la economía nacional: contribuye con más del 60% del PIB, el 48.6% del comercio exterior, el 56.5% de la inversión en activos fijos, el 59.6% de los ingresos fiscales y más del 80% del empleo urbano. Estos números reafirman la influencia crítica del sector para el funcionamiento del país.
La participación de altos ejecutivos de importantes empresas, incluidos representantes de BYD y Xiaomi, generó expectación sobre un cambio de postura del gobierno hacia el sector tecnológico, que había enfrentado estrictas regulaciones en los últimos años. Sin embargo, la falta de participación de líderes de empresas como ByteDance y Baidu llamó la atención. La ausencia de directivos de estas compañías desató especulaciones en los mercados, lo que se reflejó en la caída de más del 8% en las acciones de Baidu tras el anuncio del simposio.
Por otro lado, la noticia del encuentro trajo optimismo a los mercados asiáticos, generando un repunte en ganancias y avivando expectativas de un renovado respaldo estatal hacia las empresas tecnológicas privadas, una señal que muchos consideran como un punto de inflexión en la relación entre el gobierno chino y las empresas del sector tras años de restricciones.
Este evento destacó la tensión subyacente entre la ambición del gobierno de gestionar el crecimiento económico bajo un control estatal firme y la necesidad de liberar al sector privado, que ha sido un motor impulsor del crecimiento en las últimas décadas. Aunque no se delinearon medidas concretas, el simposio simboliza un esfuerzo del gobierno por reforzar la confianza entre los empresarios y buscar colaboración en un período crucial para la estabilidad económica de China.