EconomÍa

“Tiempos de miedo”: comerciantes de Nueva York anticipan subidas astronómicas de precios por los aranceles de Trump

La imposición de aranceles por parte de Donald Trump, con tasas del 10% para importaciones del Reino Unido y 20% para otros productos europeos, ha generado un impacto significativo en pequeñas empresas del vecindario West Village en Nueva York. Empresarios locales experimentan aumentos drásticos en costos, lo que provoca ajustes en los precios de cara a un escenario de ansiedad económica global.

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“Tiempos de miedo”: comerciantes de Nueva York anticipan subidas astronómicas de precios por los aranceles de Trump

La imposición de aranceles por parte de Donald Trump, con tasas del 10% para importaciones del Reino Unido y 20% para otros productos europeos, ha generado un impacto significativo en pequeñas empresas del vecindario West Village en Nueva York. Empresarios locales experimentan aumentos drásticos en costos, lo que provoca ajustes en los precios de cara a un escenario de ansiedad económica global.

“Este incremento en los costos es insostenible, y nos coloca en una situación muy difícil”

– Destacó Jennifer Pulidore, propietaria de Myers of Keswick.

4/4/2025

Las recientes políticas comerciales anunciadas por Donald Trump han despertado inquietud entre los pequeños comerciantes de Nueva York, quienes ya enfrentan un incremento en los precios debido a los nuevos aranceles impuestos sobre importaciones del Reino Unido y de Europa continental. Los aranceles, valorados en un 10% sobre mercancías británicas y un 20% sobre otros productos europeos, forman parte de la estrategia de Trump para reconstruir la economía de Estados Unidos.

Uno de los sectores particularmente afectados incluye los negocios especializados en productos europeos. Ian Anderson, gerente de Tea and Sympathy, enfocado en mercancías británicas, ha advertido que los crecientes costos de operación podrían resultar alarmantes para muchas pequeñas empresas en la ciudad. Situaciones similares son compartidas por Jennifer Pulidore, propietaria de Myers of Keswick, quien ha experimentado un incremento significativo de más de £7,000 (equivalente a $9,100) en un pedido de chocolates para Pascua frente al año anterior, pese a no haber ampliado la cantidad de productos adquiridos.

Además, los impactos directos sobre los consumidores son evidentes. Pulidore compartió el caso de una caja de chocolates, cuyo precio ha pasado de $16 a $18 como consecuencia de los aranceles, y un shortcake previamente valorado en £2.25 ahora alcanza un precio de $6.95. Por otro lado, los costos de materiales importados de China, destinados a proyectos de construcción, ascienden a alrededor de $80,000, un aumento que añade presión adicional a estas pequeñas empresas.

Las repercusiones económicas del aumento en costos se perciben dentro de un contexto marcado por incertidumbre financiera para los pequeños comerciantes de West Village. Algunos de ellos han expresado temor acerca de una posible recesión, sumada a la disminución del gasto de los consumidores. Este sentimiento de preocupación también se agudiza ante la posible reacción internacional hacia las políticas proteccionistas de los Estados Unidos, que podría resultar en represalias desde el extranjero. Un ejemplo de estas dificultades lo vivió un cliente canadiense, quien devolvió productos en una tienda local para evitar enfrentar un arancel adicional del 25% en su país.

Los economistas coinciden en que los aranceles anunciados podrían no cumplir con las expectativas trazadas sobre la revitalización de la economía nacional. Históricamente, explican, los precios rara vez descienden incluso después de que se eliminan las tarifas arancelarias. A esto se suma un contexto económico ya debilitado por eventos como la crisis financiera global de 2008, la pandemia de COVID-19 y niveles de inflación que afectan tanto a consumidores como a negocios.

Algunas voces entre los clientes de estas pequeñas empresas se han mostrado intrigadas por los elevados precios en Nueva York, cuestionando su justificación, pese a los persistentes costos operativos de los establecimientos locales. Por su parte, los comerciantes insisten en que la carga de los aranceles es una circunstancia que escapa a su control, pero que pone en riesgo la sostenibilidad de muchos negocios tradicionales.

El impacto de estas medidas no se limita a productos alimenticios o de consumo diario, sino que afecta en un espectro más amplio de bienes y servicios, acentuándose en áreas con alta dependencia de importaciones internacionales. Si bien las políticas buscan reforzar la independencia económica, las repercusiones a corto plazo son palpables para los comerciantes locales, quienes enfrentan una batalla por mantenerse a flote en un panorama económico cada vez más desafiante.

En un caso peculiar, debido a los nuevos aranceles, un cliente canadiense devolvió sus productos adquiridos en Nueva York con el objetivo de evitar un impuesto adicional del 25% al cruzar la frontera hacia su país.

Algo Curioso

“Este incremento en los costos es insostenible, y nos coloca en una situación muy difícil”

– Destacó Jennifer Pulidore, propietaria de Myers of Keswick.

Apr 4, 2025
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Las recientes políticas comerciales anunciadas por Donald Trump han despertado inquietud entre los pequeños comerciantes de Nueva York, quienes ya enfrentan un incremento en los precios debido a los nuevos aranceles impuestos sobre importaciones del Reino Unido y de Europa continental. Los aranceles, valorados en un 10% sobre mercancías británicas y un 20% sobre otros productos europeos, forman parte de la estrategia de Trump para reconstruir la economía de Estados Unidos.

Uno de los sectores particularmente afectados incluye los negocios especializados en productos europeos. Ian Anderson, gerente de Tea and Sympathy, enfocado en mercancías británicas, ha advertido que los crecientes costos de operación podrían resultar alarmantes para muchas pequeñas empresas en la ciudad. Situaciones similares son compartidas por Jennifer Pulidore, propietaria de Myers of Keswick, quien ha experimentado un incremento significativo de más de £7,000 (equivalente a $9,100) en un pedido de chocolates para Pascua frente al año anterior, pese a no haber ampliado la cantidad de productos adquiridos.

Además, los impactos directos sobre los consumidores son evidentes. Pulidore compartió el caso de una caja de chocolates, cuyo precio ha pasado de $16 a $18 como consecuencia de los aranceles, y un shortcake previamente valorado en £2.25 ahora alcanza un precio de $6.95. Por otro lado, los costos de materiales importados de China, destinados a proyectos de construcción, ascienden a alrededor de $80,000, un aumento que añade presión adicional a estas pequeñas empresas.

Las repercusiones económicas del aumento en costos se perciben dentro de un contexto marcado por incertidumbre financiera para los pequeños comerciantes de West Village. Algunos de ellos han expresado temor acerca de una posible recesión, sumada a la disminución del gasto de los consumidores. Este sentimiento de preocupación también se agudiza ante la posible reacción internacional hacia las políticas proteccionistas de los Estados Unidos, que podría resultar en represalias desde el extranjero. Un ejemplo de estas dificultades lo vivió un cliente canadiense, quien devolvió productos en una tienda local para evitar enfrentar un arancel adicional del 25% en su país.

Los economistas coinciden en que los aranceles anunciados podrían no cumplir con las expectativas trazadas sobre la revitalización de la economía nacional. Históricamente, explican, los precios rara vez descienden incluso después de que se eliminan las tarifas arancelarias. A esto se suma un contexto económico ya debilitado por eventos como la crisis financiera global de 2008, la pandemia de COVID-19 y niveles de inflación que afectan tanto a consumidores como a negocios.

Algunas voces entre los clientes de estas pequeñas empresas se han mostrado intrigadas por los elevados precios en Nueva York, cuestionando su justificación, pese a los persistentes costos operativos de los establecimientos locales. Por su parte, los comerciantes insisten en que la carga de los aranceles es una circunstancia que escapa a su control, pero que pone en riesgo la sostenibilidad de muchos negocios tradicionales.

El impacto de estas medidas no se limita a productos alimenticios o de consumo diario, sino que afecta en un espectro más amplio de bienes y servicios, acentuándose en áreas con alta dependencia de importaciones internacionales. Si bien las políticas buscan reforzar la independencia económica, las repercusiones a corto plazo son palpables para los comerciantes locales, quienes enfrentan una batalla por mantenerse a flote en un panorama económico cada vez más desafiante.

En un caso peculiar, debido a los nuevos aranceles, un cliente canadiense devolvió sus productos adquiridos en Nueva York con el objetivo de evitar un impuesto adicional del 25% al cruzar la frontera hacia su país.

Las recientes políticas comerciales anunciadas por Donald Trump han despertado inquietud entre los pequeños comerciantes de Nueva York, quienes ya enfrentan un incremento en los precios debido a los nuevos aranceles impuestos sobre importaciones del Reino Unido y de Europa continental. Los aranceles, valorados en un 10% sobre mercancías británicas y un 20% sobre otros productos europeos, forman parte de la estrategia de Trump para reconstruir la economía de Estados Unidos.

Uno de los sectores particularmente afectados incluye los negocios especializados en productos europeos. Ian Anderson, gerente de Tea and Sympathy, enfocado en mercancías británicas, ha advertido que los crecientes costos de operación podrían resultar alarmantes para muchas pequeñas empresas en la ciudad. Situaciones similares son compartidas por Jennifer Pulidore, propietaria de Myers of Keswick, quien ha experimentado un incremento significativo de más de £7,000 (equivalente a $9,100) en un pedido de chocolates para Pascua frente al año anterior, pese a no haber ampliado la cantidad de productos adquiridos.

Además, los impactos directos sobre los consumidores son evidentes. Pulidore compartió el caso de una caja de chocolates, cuyo precio ha pasado de $16 a $18 como consecuencia de los aranceles, y un shortcake previamente valorado en £2.25 ahora alcanza un precio de $6.95. Por otro lado, los costos de materiales importados de China, destinados a proyectos de construcción, ascienden a alrededor de $80,000, un aumento que añade presión adicional a estas pequeñas empresas.

Las repercusiones económicas del aumento en costos se perciben dentro de un contexto marcado por incertidumbre financiera para los pequeños comerciantes de West Village. Algunos de ellos han expresado temor acerca de una posible recesión, sumada a la disminución del gasto de los consumidores. Este sentimiento de preocupación también se agudiza ante la posible reacción internacional hacia las políticas proteccionistas de los Estados Unidos, que podría resultar en represalias desde el extranjero. Un ejemplo de estas dificultades lo vivió un cliente canadiense, quien devolvió productos en una tienda local para evitar enfrentar un arancel adicional del 25% en su país.

Los economistas coinciden en que los aranceles anunciados podrían no cumplir con las expectativas trazadas sobre la revitalización de la economía nacional. Históricamente, explican, los precios rara vez descienden incluso después de que se eliminan las tarifas arancelarias. A esto se suma un contexto económico ya debilitado por eventos como la crisis financiera global de 2008, la pandemia de COVID-19 y niveles de inflación que afectan tanto a consumidores como a negocios.

Algunas voces entre los clientes de estas pequeñas empresas se han mostrado intrigadas por los elevados precios en Nueva York, cuestionando su justificación, pese a los persistentes costos operativos de los establecimientos locales. Por su parte, los comerciantes insisten en que la carga de los aranceles es una circunstancia que escapa a su control, pero que pone en riesgo la sostenibilidad de muchos negocios tradicionales.

El impacto de estas medidas no se limita a productos alimenticios o de consumo diario, sino que afecta en un espectro más amplio de bienes y servicios, acentuándose en áreas con alta dependencia de importaciones internacionales. Si bien las políticas buscan reforzar la independencia económica, las repercusiones a corto plazo son palpables para los comerciantes locales, quienes enfrentan una batalla por mantenerse a flote en un panorama económico cada vez más desafiante.

En un caso peculiar, debido a los nuevos aranceles, un cliente canadiense devolvió sus productos adquiridos en Nueva York con el objetivo de evitar un impuesto adicional del 25% al cruzar la frontera hacia su país.

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