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¿Por qué Ucrania no ha celebrado elecciones desde que empezó la guerra?

Desde la invasión rusa en febrero de 2022, Ucrania enfrenta la imposibilidad de celebrar elecciones nacionales debido al estado de ley marcial, según lo estipulado en su constitución. A las limitaciones legales se suman serios obstáculos logísticos, seguridad nacional y presiones externas que complican aún más la situación electoral.

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¿Por qué Ucrania no ha celebrado elecciones desde que empezó la guerra?

Desde la invasión rusa en febrero de 2022, Ucrania enfrenta la imposibilidad de celebrar elecciones nacionales debido al estado de ley marcial, según lo estipulado en su constitución. A las limitaciones legales se suman serios obstáculos logísticos, seguridad nacional y presiones externas que complican aún más la situación electoral.

“No debería haber elecciones antes de seis meses después de levantar la ley marcial”

– Afirmó Orysia Lutsevych, experta en política ucraniana.

21/2/2025

Con la invasión rusa iniciada en febrero de 2022, Ucrania se encuentra bajo un estado de ley marcial que impide, de acuerdo con su constitución, la realización de elecciones nacionales tanto parlamentarias como presidenciales. Esta medida excepcional fue adoptada ante las hostilidades del conflicto, lo que obligó a aplazar los comicios previamente programados en el país.

Además del marco legal, las condiciones en terreno representan otros impedimentos significativos. La organización y el conteo de votos se ven seriamente restringidos debido a los constantes ataques aéreos rusos. Los riesgos para la población son considerables, ya que grandes concentraciones en centros de votación podrían convertirse en blancos vulnerables.

La realidad demográfica y territorial tampoco favorece la posibilidad de elecciones. Las regiones orientales, que soportan las ofensivas más intensas o permanecen bajo ocupación rusa, sufrirían una desventaja en comparación con el oeste del país, relativamente más estable. A esto se suma el desplazamiento de millones de ciudadanos tanto dentro como fuera del país, lo que ha desactualizado el registro nacional de votantes y dejado ausente un esquema viable de votación en el extranjero.

La percepción general entre los ucranianos refleja apoyo a la pausa electoral en estas condiciones. Encuestas realizadas manifiestan que la mayoría prefiere que no se celebren elecciones hasta que la ley marcial sea levantada. Sin embargo, este levantamiento no parece inminente incluso si se llegara a un alto el fuego, dado el temor persistente de que Rusia incumpla cualquier acuerdo firmado.

En el panorama político, la presidencia de Volodímir Zelenskyy continúa siendo un punto focal. A pesar de acusaciones recientes, como la afirmación del expresidente estadounidense Donald Trump de que su aprobación había caído al 4%, encuestas confiables han determinado que cuenta con un 57% de apoyo. Este porcentaje representa un respaldo relativamente alto frente a otros líderes europeos y refuta los rumores de desinformación que él mismo atribuye a campañas rusas.

Por otra parte, figuras políticas y militares como Valerii Zaluzhnyi, general de cuatro estrellas, podrían surgir como contrapesos al liderazgo de Zelenskyy en caso de celebrarse elecciones, complicando la dinámica interna. Otros desafíos radican en la falta de infraestructura que enfrenten las fuerzas de oposición, disminuyendo su capacidad para organizarse y competir de manera efectiva.

El ámbito internacional también tiene su voz en este contexto. Tanto Estados Unidos como Rusia expresan interés en que Ucrania celebre elecciones, aunque con motivaciones divergentes. Mientras algunos observadores argumentan que Rusia busca aprovechar los comicios para sembrar división interna y desestabilizar el país, las razones de otros actores internacionales responden a intereses diplomáticos y de legitimidad gubernamental.


El consenso entre analistas como Orysia Lutsevych, directora del programa Ucrania en el think tank británico Chatham House, es que un periodo mínimo de seis meses tras el levantamiento de la ley marcial debería darse antes de proceder con las elecciones. Sin embargo, con la guerra aún activa, ese escenario se percibe distante. Las elecciones nacionales anteriores en Ucrania, celebradas en 2019, contaron con una participación de aproximadamente el 62% de los votantes registrados, mostrando un interés significativo en la vida política del país que hoy está paralizada por el conflicto bélico.

Algo Curioso

“No debería haber elecciones antes de seis meses después de levantar la ley marcial”

– Afirmó Orysia Lutsevych, experta en política ucraniana.

Feb 21, 2025
Colglobal News

Con la invasión rusa iniciada en febrero de 2022, Ucrania se encuentra bajo un estado de ley marcial que impide, de acuerdo con su constitución, la realización de elecciones nacionales tanto parlamentarias como presidenciales. Esta medida excepcional fue adoptada ante las hostilidades del conflicto, lo que obligó a aplazar los comicios previamente programados en el país.

Además del marco legal, las condiciones en terreno representan otros impedimentos significativos. La organización y el conteo de votos se ven seriamente restringidos debido a los constantes ataques aéreos rusos. Los riesgos para la población son considerables, ya que grandes concentraciones en centros de votación podrían convertirse en blancos vulnerables.

La realidad demográfica y territorial tampoco favorece la posibilidad de elecciones. Las regiones orientales, que soportan las ofensivas más intensas o permanecen bajo ocupación rusa, sufrirían una desventaja en comparación con el oeste del país, relativamente más estable. A esto se suma el desplazamiento de millones de ciudadanos tanto dentro como fuera del país, lo que ha desactualizado el registro nacional de votantes y dejado ausente un esquema viable de votación en el extranjero.

La percepción general entre los ucranianos refleja apoyo a la pausa electoral en estas condiciones. Encuestas realizadas manifiestan que la mayoría prefiere que no se celebren elecciones hasta que la ley marcial sea levantada. Sin embargo, este levantamiento no parece inminente incluso si se llegara a un alto el fuego, dado el temor persistente de que Rusia incumpla cualquier acuerdo firmado.

En el panorama político, la presidencia de Volodímir Zelenskyy continúa siendo un punto focal. A pesar de acusaciones recientes, como la afirmación del expresidente estadounidense Donald Trump de que su aprobación había caído al 4%, encuestas confiables han determinado que cuenta con un 57% de apoyo. Este porcentaje representa un respaldo relativamente alto frente a otros líderes europeos y refuta los rumores de desinformación que él mismo atribuye a campañas rusas.

Por otra parte, figuras políticas y militares como Valerii Zaluzhnyi, general de cuatro estrellas, podrían surgir como contrapesos al liderazgo de Zelenskyy en caso de celebrarse elecciones, complicando la dinámica interna. Otros desafíos radican en la falta de infraestructura que enfrenten las fuerzas de oposición, disminuyendo su capacidad para organizarse y competir de manera efectiva.

El ámbito internacional también tiene su voz en este contexto. Tanto Estados Unidos como Rusia expresan interés en que Ucrania celebre elecciones, aunque con motivaciones divergentes. Mientras algunos observadores argumentan que Rusia busca aprovechar los comicios para sembrar división interna y desestabilizar el país, las razones de otros actores internacionales responden a intereses diplomáticos y de legitimidad gubernamental.


El consenso entre analistas como Orysia Lutsevych, directora del programa Ucrania en el think tank británico Chatham House, es que un periodo mínimo de seis meses tras el levantamiento de la ley marcial debería darse antes de proceder con las elecciones. Sin embargo, con la guerra aún activa, ese escenario se percibe distante. Las elecciones nacionales anteriores en Ucrania, celebradas en 2019, contaron con una participación de aproximadamente el 62% de los votantes registrados, mostrando un interés significativo en la vida política del país que hoy está paralizada por el conflicto bélico.

Con la invasión rusa iniciada en febrero de 2022, Ucrania se encuentra bajo un estado de ley marcial que impide, de acuerdo con su constitución, la realización de elecciones nacionales tanto parlamentarias como presidenciales. Esta medida excepcional fue adoptada ante las hostilidades del conflicto, lo que obligó a aplazar los comicios previamente programados en el país.

Además del marco legal, las condiciones en terreno representan otros impedimentos significativos. La organización y el conteo de votos se ven seriamente restringidos debido a los constantes ataques aéreos rusos. Los riesgos para la población son considerables, ya que grandes concentraciones en centros de votación podrían convertirse en blancos vulnerables.

La realidad demográfica y territorial tampoco favorece la posibilidad de elecciones. Las regiones orientales, que soportan las ofensivas más intensas o permanecen bajo ocupación rusa, sufrirían una desventaja en comparación con el oeste del país, relativamente más estable. A esto se suma el desplazamiento de millones de ciudadanos tanto dentro como fuera del país, lo que ha desactualizado el registro nacional de votantes y dejado ausente un esquema viable de votación en el extranjero.

La percepción general entre los ucranianos refleja apoyo a la pausa electoral en estas condiciones. Encuestas realizadas manifiestan que la mayoría prefiere que no se celebren elecciones hasta que la ley marcial sea levantada. Sin embargo, este levantamiento no parece inminente incluso si se llegara a un alto el fuego, dado el temor persistente de que Rusia incumpla cualquier acuerdo firmado.

En el panorama político, la presidencia de Volodímir Zelenskyy continúa siendo un punto focal. A pesar de acusaciones recientes, como la afirmación del expresidente estadounidense Donald Trump de que su aprobación había caído al 4%, encuestas confiables han determinado que cuenta con un 57% de apoyo. Este porcentaje representa un respaldo relativamente alto frente a otros líderes europeos y refuta los rumores de desinformación que él mismo atribuye a campañas rusas.

Por otra parte, figuras políticas y militares como Valerii Zaluzhnyi, general de cuatro estrellas, podrían surgir como contrapesos al liderazgo de Zelenskyy en caso de celebrarse elecciones, complicando la dinámica interna. Otros desafíos radican en la falta de infraestructura que enfrenten las fuerzas de oposición, disminuyendo su capacidad para organizarse y competir de manera efectiva.

El ámbito internacional también tiene su voz en este contexto. Tanto Estados Unidos como Rusia expresan interés en que Ucrania celebre elecciones, aunque con motivaciones divergentes. Mientras algunos observadores argumentan que Rusia busca aprovechar los comicios para sembrar división interna y desestabilizar el país, las razones de otros actores internacionales responden a intereses diplomáticos y de legitimidad gubernamental.


El consenso entre analistas como Orysia Lutsevych, directora del programa Ucrania en el think tank británico Chatham House, es que un periodo mínimo de seis meses tras el levantamiento de la ley marcial debería darse antes de proceder con las elecciones. Sin embargo, con la guerra aún activa, ese escenario se percibe distante. Las elecciones nacionales anteriores en Ucrania, celebradas en 2019, contaron con una participación de aproximadamente el 62% de los votantes registrados, mostrando un interés significativo en la vida política del país que hoy está paralizada por el conflicto bélico.

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