Latinoamérica enfrenta el desafío de reducir su dependencia del petróleo y gas natural, una situación que afecta significantemente a economías como las de Colombia y México. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha instado a la región a diversificar su canasta exportadora para mitigar riesgos y promover un desarrollo sostenible.
Los subsidios a la energía en Latinoamérica son considerados regresivos y se discute su reformulación. Comparativamente, los impuestos medioambientales en la región representan solo el 1% del PIB, mientras que en los países de la OCDE ascienden al 2%. Esta disparidad subraya la necesidad de ajustes en las políticas fiscales medioambientales.
La diversificación económica es un objetivo clave, siendo fundamental identificar sectores con mayor valor agregado y capacidad de generar empleo formal. Actualmente, solo el 15% del comercio de la región es intrarregional, revelando una integración económica endeble.
Frank Pearl, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas, ha subrayado la necesidad de un enfoque equilibrado que reconozca la importancia del sector petrolero en la economía mientras se avanza hacia una diversificación energética sostenible. Se destaca que la transición energética debe ser gradual y adecuarse a las circunstancias específicas de cada nación.
En términos de ingresos fiscales, el petróleo y gas aportaron el 4.4% del PIB en 2022, pero se espera una disminución al 3.9% en 2023. Guyana es una excepción notable, donde los ingresos por hidrocarburos alcanzan el 9.9% del PIB.
La volatilidad del mercado petrolero es otra preocupación. El precio del petróleo WTI experimentó una caída del 7.5% desde su máximo en julio de 2024, pasando de US$81.34 a US$76.86 por barril a mediados de agosto de 2024, influenciado por tensiones geopolíticas y una disminución en la demanda de China.
Las exportaciones basadas en recursos naturales comprenden hasta el 50% del total en Latinoamérica. Sin embargo, la dependencia de combustibles fósiles ha mostrado fluctuaciones: del 15.4% entre 2000-2002, subió al 21.3% en 2010-2012, para luego descender al 10% durante 2019-2021.
La proporción de ingresos públicos derivados de la extracción de hidrocarburos también ha variado. De representar el 1.6% entre 2000-2002, ascendió al 2.4% en 2010-2012 y bajó al 1.4% entre 2019-2021.
Proyecciones indican que Latinoamérica producirá más de 3.3 millones de barriles diarios hacia 2030. Para atraer inversiones, la región debe ofrecer un entorno competitivo con incentivos fiscales y estabilidad en las condiciones contractuales.
Este análisis subraya la urgencia de diversificar la economía en Latinoamérica para enfrentar los desafíos económicos y sociales presentes, alejándose progresivamente de la dependencia en el sector petrolero. Guyana, con un 9.9% del PIB proveniente del petróleo en 2023, se destaca como una de las naciones más dependientes de este recurso en la región, ilustrando las variaciones significativas en la dependencia económica del petróleo dentro de Latinoamérica.