EconomÍa

El precio del café a nivel mundial alcanza su máximo en 50 años por el cambio climático, con cosechas arrasadas y costos duplicados

El café ha experimentado un incremento récord en su precio, el más alto en 50 años. Sin embargo, en lugar de celebraciones, los productores de diversas partes del mundo enfrentan costos más altos, efectos del cambio climático y una incertidumbre creciente sobre el futuro.

EconomÍa

El precio del café a nivel mundial alcanza su máximo en 50 años por el cambio climático, con cosechas arrasadas y costos duplicados

El café ha experimentado un incremento récord en su precio, el más alto en 50 años. Sin embargo, en lugar de celebraciones, los productores de diversas partes del mundo enfrentan costos más altos, efectos del cambio climático y una incertidumbre creciente sobre el futuro.

“Para nosotros, producir café es nuestra vida. Muchos productores están empezando a perder la esperanza”

– Expresó Moisés Herrera, copropietario de Finca El Puente en Honduras.

22/2/2025

Los precios del café han alcanzado niveles sin precedentes en las últimas cinco décadas, con el precio común más que duplicándose en el último año. Este fenómeno, lejos de ser una ocasión celebratoria para los productores, revela las profundas dificultades que enfrenta el sector, particularmente los pequeños agricultores cuya subsistencia depende de un equilibrio entre precios justos y costos de producción manejables.

En Finca El Puente, una plantación ubicada en las montañas del suroeste de Honduras, la situación es emblemática. Sus propietarios, Marysabel Caballero y Moisés Herrera, han visto cómo el aumento en los costos de fertilizantes y salarios, sumado a la disminución de la producción debido a lluvias irregulares y temperaturas extremas, convierte los elevados precios del mercado en una ilusión de progreso. A pesar de los precios récord, se espera que sus ganancias este año sean menores en comparación con años anteriores.

El cambio climático, identificado como el principal impulsor del encarecimiento del café, está afectando gravemente a los países productores. Brasil y Vietnam, los mayores exportadores mundiales, han enfrentado sequías y lluvias excesivas que han reducido significativamente sus cosechas. Este patrón de eventos climáticos adversos se reproduce en plantaciones de toda América Latina, Asia y África. La roya del café, un hongo favorecido por el calentamiento global, ha devastado cultivos a mayores altitudes, perjudicando incluso a agricultores como Josefina López de Honduras, quien ha visto su producción caer dramáticamente a 26 sacos este año, frente a los 86 del año anterior.

Según World Coffee Research, el 60% de la producción mundial del café proviene de 12,5 millones de pequeños productores que cultivan en terrenos de menos de 20 hectáreas. Alrededor de un 44% de ellos vive bajo el umbral de pobreza determinado por el Banco Mundial, y aunque el aumento en los precios debería representar una oportunidad para aliviar estas condiciones, las realidades de mercado y clima complican esta posibilidad. Las cadenas de suministro global conectan a trabajadores que ganan unos 2 dólares diarios con consumidores que pagan más de esa cifra por una sola taza de café en ciudades como Nueva York y Londres, perpetuando un sistema donde las ganancias mayores suelen quedar en manos de grandes tostadores y comercializadores.


Sin embargo, existen iniciativas que intentan cambiar esta dinámica. Sergio Romero, un agricultor hondureño, ha liderado un ejemplo de sostenibilidad al introducir árboles de sombra y fertilizantes orgánicos en su plantación colectiva de 140 acres. Su cooperativa, llamada Cafico, ha logrado incrementar sus ganancias en un 25% este año, al vender café de especialidad bajo certificaciones como la de Fairtrade. Estas certificaciones aseguran precios mínimos y primas adicionales que benefician a los agricultores y permiten implementar prácticas agrícolas sostenibles. En 2023, estas primas alcanzaron 64 millones de dólares a nivel mundial.

Pese a ello, no todos los productores logran beneficiarse de estas iniciativas. Sólo un tercio del café certificado bajo esquemas de comercio justo se vende con las primas correspondientes; el resto termina en los mercados generales a precios estándar. Además, las elevadas demandas de los exportadores financieros han reducido las compras de café y agudizado la escasez de granos, generando un círculo vicioso que sigue empujando los precios al alza.

La infraestructura de las cadenas de suministro también enfrenta retos regulatorios. Una nueva ley de deforestación en Europa, que entrará en vigor el próximo año, exige que los productores demuestren la sostenibilidad ambiental de sus cultivos, lo que ha incrementado la burocracia. En anticipación, algunos tostadores han comenzado a acumular café, exacerbando la volatilidad del mercado.

Ante esta realidad, muchos productores empiezan a diversificar sus actividades. En Vietnam, algunos agricultores se han decantado por cultivar durian, reduciendo aún más la oferta de café robusta y presionando sus precios al alza. Esto, a su vez, ha llevado a los tostadores a optar por variedades arábica de mayor calidad, generando más aumentos en estos precios. El precio minorista promedio del café tostado molido en Estados Unidos aumentó un 15% en el último año, superando los 7 dólares por libra, mientras que muchos agricultores aún subsisten con ingresos menores a 2 dólares diarios.

A nivel local, los desafíos se profundizan. En Finca El Puente, atraer mano de obra se ha vuelto complicado, incluso pagando salarios notablemente más altos. Marysabel Caballero y Moisés Herrera reflexionan sobre reducir sus terrenos cultivados, algo hasta hace poco impensable, debido a la migración de trabajadores hacia Estados Unidos. Pese a la mecanización parcial de su molino, no hay tecnología capaz de mitigar los aumentos extremos de temperatura o la intensidad climática impredecible.

El panorama plantea incertidumbres. Aunque los altos precios han puesto de manifiesto las rupturas del sistema, generan tensiones que desafían a los agricultores de menor escala, quienes deben optar entre la sostenibilidad a largo plazo o la supervivencia inmediata. Como Vern Long, directora de World Coffee Research, advierte: “Miren, tenemos un problema. ¿Cómo podemos utilizar esto para asegurarnos de que los agricultores tengan una producción estable y sostenible?".

Algo Curioso

“Para nosotros, producir café es nuestra vida. Muchos productores están empezando a perder la esperanza”

– Expresó Moisés Herrera, copropietario de Finca El Puente en Honduras.

Feb 22, 2025
Colglobal News

Los precios del café han alcanzado niveles sin precedentes en las últimas cinco décadas, con el precio común más que duplicándose en el último año. Este fenómeno, lejos de ser una ocasión celebratoria para los productores, revela las profundas dificultades que enfrenta el sector, particularmente los pequeños agricultores cuya subsistencia depende de un equilibrio entre precios justos y costos de producción manejables.

En Finca El Puente, una plantación ubicada en las montañas del suroeste de Honduras, la situación es emblemática. Sus propietarios, Marysabel Caballero y Moisés Herrera, han visto cómo el aumento en los costos de fertilizantes y salarios, sumado a la disminución de la producción debido a lluvias irregulares y temperaturas extremas, convierte los elevados precios del mercado en una ilusión de progreso. A pesar de los precios récord, se espera que sus ganancias este año sean menores en comparación con años anteriores.

El cambio climático, identificado como el principal impulsor del encarecimiento del café, está afectando gravemente a los países productores. Brasil y Vietnam, los mayores exportadores mundiales, han enfrentado sequías y lluvias excesivas que han reducido significativamente sus cosechas. Este patrón de eventos climáticos adversos se reproduce en plantaciones de toda América Latina, Asia y África. La roya del café, un hongo favorecido por el calentamiento global, ha devastado cultivos a mayores altitudes, perjudicando incluso a agricultores como Josefina López de Honduras, quien ha visto su producción caer dramáticamente a 26 sacos este año, frente a los 86 del año anterior.

Según World Coffee Research, el 60% de la producción mundial del café proviene de 12,5 millones de pequeños productores que cultivan en terrenos de menos de 20 hectáreas. Alrededor de un 44% de ellos vive bajo el umbral de pobreza determinado por el Banco Mundial, y aunque el aumento en los precios debería representar una oportunidad para aliviar estas condiciones, las realidades de mercado y clima complican esta posibilidad. Las cadenas de suministro global conectan a trabajadores que ganan unos 2 dólares diarios con consumidores que pagan más de esa cifra por una sola taza de café en ciudades como Nueva York y Londres, perpetuando un sistema donde las ganancias mayores suelen quedar en manos de grandes tostadores y comercializadores.


Sin embargo, existen iniciativas que intentan cambiar esta dinámica. Sergio Romero, un agricultor hondureño, ha liderado un ejemplo de sostenibilidad al introducir árboles de sombra y fertilizantes orgánicos en su plantación colectiva de 140 acres. Su cooperativa, llamada Cafico, ha logrado incrementar sus ganancias en un 25% este año, al vender café de especialidad bajo certificaciones como la de Fairtrade. Estas certificaciones aseguran precios mínimos y primas adicionales que benefician a los agricultores y permiten implementar prácticas agrícolas sostenibles. En 2023, estas primas alcanzaron 64 millones de dólares a nivel mundial.

Pese a ello, no todos los productores logran beneficiarse de estas iniciativas. Sólo un tercio del café certificado bajo esquemas de comercio justo se vende con las primas correspondientes; el resto termina en los mercados generales a precios estándar. Además, las elevadas demandas de los exportadores financieros han reducido las compras de café y agudizado la escasez de granos, generando un círculo vicioso que sigue empujando los precios al alza.

La infraestructura de las cadenas de suministro también enfrenta retos regulatorios. Una nueva ley de deforestación en Europa, que entrará en vigor el próximo año, exige que los productores demuestren la sostenibilidad ambiental de sus cultivos, lo que ha incrementado la burocracia. En anticipación, algunos tostadores han comenzado a acumular café, exacerbando la volatilidad del mercado.

Ante esta realidad, muchos productores empiezan a diversificar sus actividades. En Vietnam, algunos agricultores se han decantado por cultivar durian, reduciendo aún más la oferta de café robusta y presionando sus precios al alza. Esto, a su vez, ha llevado a los tostadores a optar por variedades arábica de mayor calidad, generando más aumentos en estos precios. El precio minorista promedio del café tostado molido en Estados Unidos aumentó un 15% en el último año, superando los 7 dólares por libra, mientras que muchos agricultores aún subsisten con ingresos menores a 2 dólares diarios.

A nivel local, los desafíos se profundizan. En Finca El Puente, atraer mano de obra se ha vuelto complicado, incluso pagando salarios notablemente más altos. Marysabel Caballero y Moisés Herrera reflexionan sobre reducir sus terrenos cultivados, algo hasta hace poco impensable, debido a la migración de trabajadores hacia Estados Unidos. Pese a la mecanización parcial de su molino, no hay tecnología capaz de mitigar los aumentos extremos de temperatura o la intensidad climática impredecible.

El panorama plantea incertidumbres. Aunque los altos precios han puesto de manifiesto las rupturas del sistema, generan tensiones que desafían a los agricultores de menor escala, quienes deben optar entre la sostenibilidad a largo plazo o la supervivencia inmediata. Como Vern Long, directora de World Coffee Research, advierte: “Miren, tenemos un problema. ¿Cómo podemos utilizar esto para asegurarnos de que los agricultores tengan una producción estable y sostenible?".

Los precios del café han alcanzado niveles sin precedentes en las últimas cinco décadas, con el precio común más que duplicándose en el último año. Este fenómeno, lejos de ser una ocasión celebratoria para los productores, revela las profundas dificultades que enfrenta el sector, particularmente los pequeños agricultores cuya subsistencia depende de un equilibrio entre precios justos y costos de producción manejables.

En Finca El Puente, una plantación ubicada en las montañas del suroeste de Honduras, la situación es emblemática. Sus propietarios, Marysabel Caballero y Moisés Herrera, han visto cómo el aumento en los costos de fertilizantes y salarios, sumado a la disminución de la producción debido a lluvias irregulares y temperaturas extremas, convierte los elevados precios del mercado en una ilusión de progreso. A pesar de los precios récord, se espera que sus ganancias este año sean menores en comparación con años anteriores.

El cambio climático, identificado como el principal impulsor del encarecimiento del café, está afectando gravemente a los países productores. Brasil y Vietnam, los mayores exportadores mundiales, han enfrentado sequías y lluvias excesivas que han reducido significativamente sus cosechas. Este patrón de eventos climáticos adversos se reproduce en plantaciones de toda América Latina, Asia y África. La roya del café, un hongo favorecido por el calentamiento global, ha devastado cultivos a mayores altitudes, perjudicando incluso a agricultores como Josefina López de Honduras, quien ha visto su producción caer dramáticamente a 26 sacos este año, frente a los 86 del año anterior.

Según World Coffee Research, el 60% de la producción mundial del café proviene de 12,5 millones de pequeños productores que cultivan en terrenos de menos de 20 hectáreas. Alrededor de un 44% de ellos vive bajo el umbral de pobreza determinado por el Banco Mundial, y aunque el aumento en los precios debería representar una oportunidad para aliviar estas condiciones, las realidades de mercado y clima complican esta posibilidad. Las cadenas de suministro global conectan a trabajadores que ganan unos 2 dólares diarios con consumidores que pagan más de esa cifra por una sola taza de café en ciudades como Nueva York y Londres, perpetuando un sistema donde las ganancias mayores suelen quedar en manos de grandes tostadores y comercializadores.


Sin embargo, existen iniciativas que intentan cambiar esta dinámica. Sergio Romero, un agricultor hondureño, ha liderado un ejemplo de sostenibilidad al introducir árboles de sombra y fertilizantes orgánicos en su plantación colectiva de 140 acres. Su cooperativa, llamada Cafico, ha logrado incrementar sus ganancias en un 25% este año, al vender café de especialidad bajo certificaciones como la de Fairtrade. Estas certificaciones aseguran precios mínimos y primas adicionales que benefician a los agricultores y permiten implementar prácticas agrícolas sostenibles. En 2023, estas primas alcanzaron 64 millones de dólares a nivel mundial.

Pese a ello, no todos los productores logran beneficiarse de estas iniciativas. Sólo un tercio del café certificado bajo esquemas de comercio justo se vende con las primas correspondientes; el resto termina en los mercados generales a precios estándar. Además, las elevadas demandas de los exportadores financieros han reducido las compras de café y agudizado la escasez de granos, generando un círculo vicioso que sigue empujando los precios al alza.

La infraestructura de las cadenas de suministro también enfrenta retos regulatorios. Una nueva ley de deforestación en Europa, que entrará en vigor el próximo año, exige que los productores demuestren la sostenibilidad ambiental de sus cultivos, lo que ha incrementado la burocracia. En anticipación, algunos tostadores han comenzado a acumular café, exacerbando la volatilidad del mercado.

Ante esta realidad, muchos productores empiezan a diversificar sus actividades. En Vietnam, algunos agricultores se han decantado por cultivar durian, reduciendo aún más la oferta de café robusta y presionando sus precios al alza. Esto, a su vez, ha llevado a los tostadores a optar por variedades arábica de mayor calidad, generando más aumentos en estos precios. El precio minorista promedio del café tostado molido en Estados Unidos aumentó un 15% en el último año, superando los 7 dólares por libra, mientras que muchos agricultores aún subsisten con ingresos menores a 2 dólares diarios.

A nivel local, los desafíos se profundizan. En Finca El Puente, atraer mano de obra se ha vuelto complicado, incluso pagando salarios notablemente más altos. Marysabel Caballero y Moisés Herrera reflexionan sobre reducir sus terrenos cultivados, algo hasta hace poco impensable, debido a la migración de trabajadores hacia Estados Unidos. Pese a la mecanización parcial de su molino, no hay tecnología capaz de mitigar los aumentos extremos de temperatura o la intensidad climática impredecible.

El panorama plantea incertidumbres. Aunque los altos precios han puesto de manifiesto las rupturas del sistema, generan tensiones que desafían a los agricultores de menor escala, quienes deben optar entre la sostenibilidad a largo plazo o la supervivencia inmediata. Como Vern Long, directora de World Coffee Research, advierte: “Miren, tenemos un problema. ¿Cómo podemos utilizar esto para asegurarnos de que los agricultores tengan una producción estable y sostenible?".

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