El arresto del estudiante Mahmud Khalil, residente legal en Estados Unidos y activista prominente en las protestas pro-palestinas en la Universidad de Columbia, ha provocado un intenso debate en torno a la libertad de expresión en el país. Khalil, acusado de “alinearse con los terroristas de Hamás” durante su participación en manifestaciones contra la guerra en Gaza, permanece detenido mientras se decide su posible deportación. Juristas y defensores de los derechos civiles califican su detención como política y alegan que violenta garantías fundamentales establecidas en la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos.

El caso de Khalil se produce en un contexto de endurecimiento de políticas bajo la administración del expresidente Donald Trump, quien impulsó una postura dura contra el antisemitismo y la inmigración. Desde la Casa Blanca se ha señalado que quienes expresen apoyo a la causa palestina podrían ser considerados potenciales terroristas, añadiendo una dimensión altamente política al caso.
Además del arresto de Khalil, dos estudiantes adicionales de Columbia han enfrentado problemas derivados de su estatus migratorio. Una estudiante palestina fue detenida debido a un visado caducado, mientras que otra estudiante, de origen indio, optó por regresar a su país tras ser notificada de la revocación de su visado. El Departamento de Justicia de EE.UU. también está investigando posibles violaciones a las leyes federales sobre terrorismo por parte de los organizadores de las recientes manifestaciones universitarias.
Como respuesta, movimientos de protesta se han extendido en otros campus. Grupos como judíos progresistas organizaron manifestaciones públicas, destacando el arresto masivo de un centenar de activistas en la Torre Trump. Las protestas en las universidades han crecido ante lo que algunos comparan con un nuevo episodio del macartismo, una referencia al periodo histórico durante el cual la disidencia política fue reprimida intensamente en Estados Unidos.

Parte de la controversia incluye a la propia Universidad de Columbia, que enfrenta presiones por su respuesta ante alegaciones de antisemitismo. La administración de Trump exigió cambios en la política de admisión de la universidad como condición para desbloquear 400 millones de dólares en fondos federales que están en riesgo de ser retenidos.
El clima de represión percibido ha generado temor entre los estudiantes, especialmente entre aquellos que apoyan las manifestaciones pro-palestinas, quienes ven el caso de Khalil como un ejemplo de las posibles consecuencias de sus activismos. Las comparaciones con periodos oscuros de la historia estadounidense, junto con las tensiones internacionales, han hecho que este caso se convierta en símbolo de divisiones más amplias en torno a temas de derechos civiles y política exterior.
En las protestas masivas organizadas tras el arresto de Khalil, un centenar de manifestantes fueron detenidos en la Torre Trump en Nueva York, marcando un evento significativo en la escalada de tensiones sobre el tema.