Tesla y su CEO, Elon Musk, han sido objeto de una creciente oleada de ataques vandálicos y protestas desde el inicio de la administración de Donald Trump en 2017. Estos actos han comprendido desde daños materiales hasta robos, pintas y gestos simbólicamente hostiles hacia la figura de Musk. A continuación, se presentan los hechos más significativos:
El día de la inauguración de Donald Trump como presidente, un individuo lanzó cócteles molotov contra un showroom de Tesla en Salem, Oregón, causando daños estimados en $500,000. Según los informes, el ataque afectó a siete vehículos, de los cuales uno fue completamente destruido. Las cámaras de seguridad registraron a una persona enmascarada y vestida con una capa negra cometiendo el delito.
En el mes siguiente al ataque en Salem, el mismo sospechoso disparó contra el showroom, quebrando ventanas y causando daños adicionales a uno de los autos. La policía recopiló fragmentos de balas y otras evidencias en el lugar para su investigación.

Simultáneamente, diferentes ciudades en Estados Unidos, como San Francisco y puntos estratégicos de otros estados, han sido escenario de protestas que inicialmente comenzaron con pequeñas reuniones para después escalar a manifestaciones masivas. En algunos casos, las protestas incluían personas disfrazadas de Elon Musk como Adolf Hitler, mientras se desplegaba una considerable presencia policial.
El vandalismo ha sido una constante, con incidentes como el lanzamiento de tres cócteles molotov adicionales, el robo de cerca de 50 llantas de vehículos Tesla y la pintura de esvásticas en propiedades de la compañía en múltiples ubicaciones del país. En League City, Texas, se reportó concretamente el robo de 44 llantas de Tesla en un lote de estacionamiento.
A escala internacional, la situación no ha sido diferente. En Francia, un showroom de Tesla sufrió el incendio de 12 vehículos, mientras que en los Países Bajos se registraron grafitis con mensajes explícitos contra Elon Musk. Por otra parte, en Tasmania, Australia, apareció un polémico mensaje en una ventana de concesionarios de Tesla que decía: "¿Realmente quieres conducir un swasticar?".
Las estaciones de carga también han sido blanco de ataques. En Carolina del Sur, un individuo lanzó un cóctel molotov a una de estas estaciones, generando un incendio que incluso lo afectó físicamente. Otro caso notable se reportó en Loveland, Colorado, donde se encontró un cóctel molotov colocado debajo de un modelo Cybertruck.

El CEO de Tesla, Elon Musk, condenó estos actos de violencia, enfatizando que el vandalismo no es una forma aceptable de libertad de expresión. El entonces presidente Donald Trump también se pronunció al respecto, etiquetando estos atentados como ejemplos de "terrorismo doméstico" y prometiendo que el gobierno trabajaría para detener la ofensiva contra Tesla.
Los daños a los vehículos Tesla no se han limitado a incidentes a gran escala; se han reportado ataques menores, como arrojar huevos y heces a los vehículos de los propietarios. Además, los constantes ataques han impulsado a algunos dueños de Tesla a considerar seriamente vender sus autos a pérdida para evitar el estigma asociado con la figura de Elon Musk en medio del discurso público.
Mientras que las investigaciones siguen su curso en diferentes jurisdicciones, la magnitud de las protestas y daños económicos es un reflejo no solo del rechazo hacia Elon Musk, sino también de un significativo sector de la población descontento con cómo se percibe a Tesla y su papel en el contexto político y social reciente.
La escalada de tensiones destaca un periodo de polarización social en el que grandes corporaciones y figuras empresariales de gran notoriedad se convierten en objetivos visibles de manifestaciones públicas y actos de rebelión.
Tesla, conocida por sus innovaciones tecnológicas, es también pionera en el desarrollo de sistemas de seguridad que identifican como "Modo Centinela", un sistema diseñado para grabar y tomar evidencia de ataques o vandalismo contra sus vehículos.