El 15 de marzo de 2025, en las primeras horas de la madrugada, las fuerzas armadas de Estados Unidos llevaron a cabo una serie de ataques aéreos contra posiciones de los hutíes en Saná, la capital de Yemen. La operación fue ordenada por el presidente Donald Trump, argumentando que el objetivo era proteger los intereses nacionales de Estados Unidos en la región y restablecer la libertad de navegación en el mar Rojo.
Los ataques tenían como blanco infraestructura estratégica, incluidas bases de defensa aérea, radares y puntos de lanzamiento de drones operados por los hutíes. Un funcionario de defensa estadounidense indicó que en la ofensiva participaron aviones de combate y drones, desplegados desde el portaaviones Harry S. Truman, estacionado en el mar Rojo, así como desde bases aéreas cercanas. La operación alcanzó decenas de objetivos claves controlados por el grupo rebelde.
Según reportes del Ministerio de Salud de los hutíes, el saldo inmediato fue de 9 personas fallecidas y otras 9 heridas, la mayoría consideradas civiles. Las autoridades locales no descartaron que el número pueda incrementarse debido a los esfuerzos en curso de rescate y evaluación de los daños.
El presidente Trump señaló que esta acción militar debe considerarse el "salvo inicial" de una ofensiva mayor, subrayando la disposición de Estados Unidos para usar "fuerza letal abrumadora" hasta que los objetivos estratégicos se alcancen por completo. Además, Trump aprovechó la oportunidad para advertir a Irán, país al que responsabiliza por respaldar a los hutíes, afirmando que cualquier acto futuro de los rebeldes podría implicar represalias directas hacia Teherán.
Esta acción se sitúa en un contexto de creciente hostilidad en la región. Desde octubre de 2023, tras el ataque de Hamas en Israel, se han reportado más de 100 ataques liderados por los hutíes contra buques comerciales y militares en el mar Rojo, afectando significativamente el comercio internacional. Ante este panorama, los ataques estadounidenses parecen ser una respuesta directa y calculada para contrarrestar estas actividades.
El camino hacia esta decisión se trazó en una serie de reuniones de alto nivel en la Casa Blanca. Trump, quien asumió una postura firme al re-designar a los hutíes como una organización terrorista al inicio de su segundo mandato, utilizó este marco legal para justificar las operaciones militares.
Con estos ataques, Estados Unidos da inicio a una de las acciones militares de mayor envergadura en la administración actual, lo que podría desencadenar una escalada en las tensiones en la región. Sin embargo, el impacto real de estas acciones dependerá, en gran medida, de las respuestas de los hutíes y sus aliados.
El portaaviones Harry S. Truman, utilizado en esta operación, es uno de los más importantes de Estados Unidos, con capacidad para transportar hasta 90 aviones y un grupo humano estimado de 5,000 tripulantes, representando un pilar en las operaciones militares en la región.