Durante las primeras horas del pasado viernes, Elon Musk causó controversia al compartir en X (anteriormente Twitter) una publicación que afirmó falsamente la exoneración de tres infames dictadores del siglo XX—Joseph Stalin, Adolf Hitler y Mao Zedong—de los asesinatos masivos ocurridos bajo su mando, trasladando la responsabilidad a los trabajadores del sector público. La publicación, generada por un usuario de la red social, aseguraba que “Stalin, Hitler y Mao no asesinaron a millones de personas. Sus empleados públicos sí”.

Musk, sin agregar comentarios, compartió el mensaje alrededor de las 2:30 a. m. Sin embargo, en cuestión de horas, eliminó la publicación debido a una avalancha de críticas de usuarios, quienes la calificaron como despectiva respecto al genocidio y cargada de antisemitismo. Historiadores e instituciones han documentado ampliamente las atrocidades cometidas bajo estos regímenes, incluyendo la muerte de millones de personas durante el Holocausto liderado por Hitler, las purgas y hambrunas orquestadas por Stalin en la Unión Soviética, y las muertes y desplazamientos masivos durante la Revolución Cultural de Mao en China.
El incidente detalló aún más la propensión de Musk a utilizar su influencia en redes sociales para protagonizar controversias. En 2023, enfrentó una intensa reacción tras respaldar una publicación antisemita como “la verdad absoluta”, lo que llevó a que muchos anunciantes abandonaran la plataforma. También generó críticas al sugerir, en una publicación ahora eliminada, que era extraño que intentaran asesinar a políticos estadounidenses como Joseph R. Biden Jr. o Kamala Harris, en contraste con expresidentes como Donald Trump.
Elon Musk, con más de 219 millones de seguidores en X, suele utilizar la plataforma para transmitir opiniones, compartir memes o realizar comentarios políticos, lo que ha sido objeto de un escrutinio creciente desde que asumió un papel de asesor cercano del expresidente Donald Trump en cuestiones de gasto público. Musk ha defendido públicamente a líderes de derecha de diferentes partes del mundo, como Javier Milei en Argentina, Jair Bolsonaro en Brasil y Narendra Modi en India, muchos de los cuales gobiernan en países donde el magnate tiene intereses comerciales.
Además, ha mostrado afinidad con movimientos políticos de extrema derecha en Europa al organizar foros para figuras como el candidato a canciller del partido Alternativa para Alemania. En el ámbito interno, Musk ha utilizado repetidamente su plataforma para criticar al sector público, acusándolos de encubrir fraudes relacionados y alentándolos a abandonar sus puestos como parte de su “Departamento de Eficiencia Gubernamental”.
Esta última publicación del empresario provocó también una fuerte reacción de sindicatos de trabajadores públicos. Lee Saunders, presidente de la Federación Estadounidense de Empleados Estatales, Condales y Municipales, expresó contundentemente: “Los trabajadores del servicio público estadounidense —nuestros enfermeros, maestros, bomberos, bibliotecarios— optaron por la seguridad, la salud y la fortaleza de nuestras comunidades en lugar de enriquecerse. No son, como insinúa el hombre más rico del mundo, asesinos genocidas”.
El magnate posteriormente se defendió alegando que quienes lo criticaban eran los verdaderos afinadores con el nazismo. Sin embargo, esta respuesta no evitó que volviera a ser señalado por actitudes cuestionables, incluidas recientes críticas a gestos suyos similares al saludo romano, asociados históricamente con fascistas como Benito Mussolini y el régimen nazi.
El acto de difundir y respaldar mensajes que minimicen el impacto de tragedias históricas como el Holocausto, o el totalitarismo de Stalin y Mao, fue condenado por organizaciones como la Liga Antidifamación, que destacó la irresponsabilidad de que una figura tan influyente exprese estos mensajes. Pese a las críticas, Elon Musk no respondió solicitudes de comentarios.
Desde que Elon Musk adquirió X, la plataforma ha permitido el regreso de numerosas cuentas previamente prohibidas por discursos de odio y desinformación, incluidas la del expresidente Donald Trump, marcando un cambio en las regulaciones de contenido y generando debates sobre la libertad de expresión y los límites en las redes sociales.