El Ministerio de Antigüedades de Egipto ha anunciado el descubrimiento de la tumba de Tutmosis II, un faraón de la XVIII Dinastía que se cree gobernó hacia 1480 a. C. Este hallazgo, realizado en un valle al oeste de Luxor, es el primero de una tumba real en el Valle de los Reyes desde que se desenterró la cámara funeraria de Tutankamón en 1922, hace más de un siglo.
La excavación, que comenzó en 2022, es el resultado de un proyecto conjunto entre arqueólogos egipcios y británicos que identificó la entrada y el corredor principal de la tumba. Inicialmente, los investigadores pensaron que la tumba pertenecía a una consorte real debido a su ubicación, cercana a lugares de enterramiento de esposas reales y a la propia tumba de Hatshepsut, reina y posteriormente faraón, quien también fue la esposa y medio hermana de Tutmosis II.
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Sin embargo, pruebas contundentes en el interior de la tumba confirmaron que había sido construida para un faraón. Entre estos hallazgos se incluyeron fragmentos de frascos de alabastro mencionando a Tutmosis II como el "rey fallecido" e inscripciones vinculadas a Hatshepsut. Asimismo, fragmentos de un techo decorado con pintura azul y estrellas amarillas contribuyeron al reconocimiento de su propósito real, además de elementos iniciales del “Amduat”, el libro real del inframundo.
A pesar de su importancia, la tumba fue encontrada en condiciones dañadas. Según Mohamed Abdel Badie, líder de la parte egipcia de la misión, la tumba se habría inundado poco después de la muerte del faraón, generando un deterioro grave y una pérdida significativa de sus contenidos. Los arqueólogos creen que los objetos originalmente depositados fueron reubicados en tiempos antiguos.
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El contexto histórico del reinado de Tutmosis II en la XVIII Dinastía, descrita como imperialista y cosmopolita, resalta la importancia de este hallazgo. Según el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, Mohamed Ismail Khaled, esta es la primera vez que se identifican elementos funerarios asociados a este faraón. El descubrimiento también refuerza la relevancia de Hatshepsut, quien, además de gobernar por casi dos décadas y construir su propio templo y tumba, habría trasladado los lugares de descanso de su padre y esposo, consolidándolos simbólicamente en una misma tumba.
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A pesar de las afirmaciones del ministerio sobre ser el primer hallazgo de este tipo desde 1922, algunos expertos, como el profesor Josef Wegner de la Universidad de Pensilvania, señalaron que otras tumbas reales se encontraron en Egipto posteriormente, como en Tanis en 1940 y en Abydos en 2014. Wegner, quien participó en la excavación de la tumba de Abydos, calificó el descubrimiento de Tutmosis II como un "hallazgo importante e interesante". Además, remarcó aspectos relevantes sobre la ubicación inusual de esta tumba, cerca de cascadas y en una pendiente abrupta, lo cual refleja condiciones ambientales más húmedas del siglo XV a. C.
El hallazgo también subraya el enigma que sigue rodeando los eventos de esta era, incluyendo las estrategias de construcción y el simbolismo detrás de los enterramientos llevados a cabo por Hatshepsut, descrita por los expertos como una figura clave en la consolidación del Valle de los Reyes como un centro funerario real. Según Peter Der Manuelian, profesor de egiptología en Harvard, esta tumba proporciona nuevas pistas para entender mejor una época fascinante y compleja de la historia egipcia.
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Aunque los objetos funerarios hallados en la tumba no se pueden comparar con la riqueza de artefactos encontrados en la tumba del rey Tutankamón, los fragmentos y evidencias descubiertos son significativos para seguir desentrañando los misterios del antiguo Egipto. La tumba de Tutmosis II fue encontrada en una ubicación inusual para un faraón, al pie de cascadas y pendientes. Este particular emplazamiento está relacionado con las condiciones más húmedas que prevalecían durante el siglo XV a. C., una situación climática que contrasta con el árido paisaje actual del valle.