En un operativo reciente, las autoridades brasileñas han suspendido temporalmente la construcción de una fábrica de la empresa china de vehículos eléctricos BYD en el estado de Bahía. Esto después de que se descubriera que 163 trabajadores chinos estaban laborando en condiciones que han sido descritas como esclavitud moderna. Los trabajadores, contratados por la empresa Jinjiang Construction Brazil, se encontraban en situaciones laborales insostenibles, trabajando jornadas excesivas, a veces hasta siete días a la semana, y residiendo en condiciones extremadamente degradantes.
Las condiciones de vida de los empleados fueron catalogadas como deplorables. Los trabajadores dormían en camas sin colchones, compartían ocho baños portátiles en mal estado con más de 600 personas, sin acceso a papel higiénico ni agua potable. Las situaciones insalubres se extendían a la cocina, donde la comida era almacenada cerca de los baños y muchas veces preparada y dejada expuesta en el suelo. La falta de refrigeración y el espacio insuficiente forzaban a muchos trabajadores a comer en sus camas.
Además, la retención de documentos fue una práctica común en este sitio laboral, con más de 100 trabajadores habiendo entregado sus pasaportes a sus empleadores y necesitando permiso para salir de sus alojamientos. Estas condiciones, sumadas a jornadas extenuantes y la deuda vinculada que obligaba a los trabajadores a laborar para saldar deudas en lugar de recibir un salario digno, configuraban un grave cuadro de violación de derechos humanos y laborales.
La Fiscalía del Trabajo de Brasil, que había estado investigando el sitio desde noviembre, encontró que las condiciones en el lugar no cumplían con las normas de seguridad mínimas exigidas por las leyes laborales brasileñas. Ante esto, BYD se pronunció enérgicamente, indicando que no tolera estas prácticas y que iba a rescindir el contrato con Jinjiang para algunos de los trabajos en la fábrica. La empresa se comprometió además a trasladar a todos los trabajadores a hoteles en la región y a realizar una revisión exhaustiva de las condiciones laborales y de vida de todos los empleados contratados por subcontratistas.
Las autoridades brasileñas están explorando la posibilidad de acciones penales por tráfico de personas, dado que los trabajadores fueron considerados víctimas de tráfico internacional con fines de explotación laboral. Por su parte, Jinjiang Construction Brazil ha refutado las acusaciones de esclavitud, argumentando que tales acusaciones dañan la dignidad de los ciudadanos chinos.
La planta de BYD en construcción, que iba a ser la primera fábrica de vehículos eléctricos de la empresa fuera de Asia, planeaba abrir sus puertas en marzo de 2025. BYD, que lleva operando en Brasil una década, había destinado una inversión de 3 mil millones de reales (aproximadamente 484.2 millones de dólares) para llevar a cabo este proyecto industrial.