Investigaciones recientes han revelado que las fluctuaciones en la duración del día terrestre están significativamente influenciadas por procesos internos del núcleo de la Tierra. Un estudio liderado por un equipo de geofísicos de ETH Zürich ha utilizado redes neuronales y datos del campo magnético terrestre para analizar estas variaciones, sugiriendo que los cambios en la masa de hielo y agua tienen una menor influencia de lo que se pensaba anteriormente.
Tradicionalmente, la rotación de la Tierra y, por lo tanto, la duración del ciclo día-noche de 24 horas, se ha visto afectada por factores como la fricción tidal lunar y el ajuste isostático glacial. Estas influencias resultan en una disminución aproximada de 1.72 milisegundos por siglo en la longitud del día. Sin embargo, en escalas de décadas, se han identificado fluctuaciones de 2 a 3 milisegundos que se vinculan a flujos a gran escala en el núcleo fluido de la Tierra. Además, se han observado fluctuaciones de 3 a 4 milisegundos cada mil años, cuya causa permanece incierta pero parece coincidir con movimientos en el límite entre el núcleo y el manto.
Los investigadores utilizaron Redes Neuronales Informadas por la Física Bayesiana (BPINNs) para analizar datos que abarcan desde el 720 a.C. hasta el 2020, concluyendo que las dinámicas internas del núcleo terrestre son fundamentales para comprender estas variaciones. Un estudio publicado en Geophysical Research Letters por los autores Mostafa Kiani Shahvandi, Jérôme Noir, Siddhartha Mishra, y Benedikt Soja, señala que aunque los modelos simplificados de magnetohidrodinámica representan flujos en la superficie del núcleo, no explican completamente las fluctuaciones observadas.
El equipo destacó que las fluctuaciones a largo plazo en la longitud del día son diez veces menores que las observadas y que las dinámicas Magneto-Arquímedes-Coriolis no logran reconciliarse con las reconstrucciones basadas en las observaciones de BPINNs. De esta manera, los procesos internos del núcleo, especialmente el movimiento fluido en el núcleo externo, resultan ser cruciales para entender estas fluctuaciones.
Estas conclusiones subrayan que, aunque los factores climáticos afectan la rotación de la Tierra, es el núcleo interno el que tiene un impacto significativo. Para profundizar en las influencias que afectan la rotación de la Tierra, los investigadores indican que se requiere un conjunto de datos más grande y un mejor modelo físico.