La adquisición de la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter) por parte de Elon Musk en 2022 ha transformado significativamente su dinámica, permitiendo que el contenido extremo y controversial prospere. Según Ed Saperia, decano del London College of Political Technology, "el contenido tóxico se ha convertido en un medio de vida viable".
El impacto en la sociedad ha sido notable. En agosto de 2023, se difundió desinformación sobre un ataque en Southport que resultó en la muerte de tres jóvenes, lo cual incitó disturbios raciales en el Reino Unido. La plataforma X se convirtió en un centro de organización y difusión durante estos eventos.
La monetización del odio es otra preocupación. Wayne O'Rourke, condenado por incitar al odio racial, ganaba £1,400 al mes a través de sus actividades en la plataforma. Tommy Robinson, una figura altamente polarizadora, tiene más de un millón de seguidores y sus ingresos se estiman aún mayores.
Las reacciones gubernamentales no se han hecho esperar. En abril de 2023, el Tribunal Supremo de Brasil intentó suspender menos de 100 cuentas de X por discursos de odio y noticias falsas, pero la plataforma se negó a cumplir con el mandato y no se presentó en corte. Finalmente, el tribunal prohibió el uso de X en el país, al considerar que la plataforma se ubicaba por encima de la ley.
La moderación de contenido en X ha sido un desafío constante. La plataforma ha sido duramente criticada por su falta de políticas de moderación efectivas. Aunque Musk accedió a algunas demandas regulatorias, como las de India, ha mostrado ambivalencia al respecto en otros casos.
A medida que la situación se degrada, muchos usuarios están migrando a plataformas alternativas como Bluesky y Threads. Threads, por ejemplo, cuenta actualmente con 175 millones de usuarios activos mensuales y está diseñada para evitar los problemas de moderación de X.
El aumento de la desinformación y la impunidad de figuras extremistas como Andrew Tate, conocido por su misoginia, también han resaltado la falta de control en la plataforma. X ha sido identificada como catalizadora de descontentos civiles, con impactos que se extienden desde el ataque al Capitolio de EE. UU. hasta disturbios raciales en el Reino Unido.
La discusión sobre la ética de utilizar X continúa, especialmente dado que aún no hay alternativas efectivas que ofrezcan un entorno moderado y controlado del contenido.Desde la adquisición de Elon Musk, la plataforma X ha experimentado un éxodo de usuarios hacia alternativas como Bluesky y Threads, con esta última ya alcanzando 175 millones de usuarios activos mensuales.