El acoso callejero sigue siendo un problema alarmante en España, afectando significativamente la seguridad y el bienestar de las mujeres, especialmente las jóvenes. Un estudio reciente de la ONG Plan International revela que el 78% de las mujeres de entre 15 y 25 años en ciudades como Madrid, Sevilla y Barcelona ha sufrido alguna forma de acoso callejero, incluyendo miradas insistentes, silbidos, comentarios no solicitados y persecuciones. A pesar de la alta incidencia, apenas el 3% de las afectadas reporta estos incidentes a las autoridades, lo que demuestra un alto índice de subregistro y una posible falta de confianza en los sistemas de denuncia.
Otro estudio realizado por Sigma Dos arroja cifras igualmente preocupantes: el 42% de las mujeres entre 16 y 35 años reporta haber sido tocada sin su consentimiento, el 32% ha sido seguida y el 38% ha enfrentado acoso verbal en espacios públicos. Estas situaciones señalan una persistente normalización de estas experiencias en la vida cotidiana de las mujeres en el país.
Ante este contexto, Julieta Rueff, una joven emprendedora, decidió tomar acción tras haber sido una víctima de acoso durante tres meses en 2022. Rueff diseñó FlamAid, un dispositivo de seguridad personal con forma de granada que emite un sonido de 110 decibelios cuando se activa. Este ruido tiene la capacidad de disuadir a posibles agresores, al tiempo que alerta a las personas circundantes. Además, FlamAid está equipado con tecnología que envía la ubicación de la usuaria a tres contactos de emergencia mediante una aplicación móvil.
El desarrollo de FlamAid ha sido exitoso, atrayendo una inversión de 500,000 euros y consolidando un equipo de trabajo de seis personas. El dispositivo, que se puede usar como un llavero o colgado del bolso, ya se encuentra en comercialización. A pesar de estar diseñado principalmente para mujeres en situaciones de riesgo, el perfil de consumidores ha sido variado: de cada diez dispositivos vendidos, seis han sido adquiridos por hombres interesados en prevenir robos o por padres preocupados por la seguridad de sus hijas.
En un país donde compartir historias de acoso se ha vuelto común entre amigas, FlamAid plantea una solución práctica para enfrentar el fenómeno desde la perspectiva de la seguridad personal. A través de la innovación tecnológica, Rueff espera proporcionar una herramienta eficaz para reducir tanto el impacto emocional como el riesgo físico asociado a estas experiencias.
El caso de FlamAid no solo refleja una respuesta empática e ingeniosa ante una problemática social, sino que también pone en evidencia la urgencia de adoptar soluciones más amplias en términos de educación, prevención y políticas públicas que enfrenten el acoso callejero en el terreno estructural.
El sonido de emergencia de FlamAid alcanza los 110 decibelios, aproximadamente el mismo nivel de ruido que un motor de avión despegando, lo que hace que sea altamente efectivo para llamar la atención y ahuyentar a los agresores.