El asteroide 2024 YR4, detectado el 27 de diciembre de 2024 por un telescopio automatizado en Chile, ha generado preocupación en la comunidad científica internacional debido a su creciente probabilidad de impacto en la Tierra. Según datos recientes, la posibilidad de colisión ha subido a un 1.3%, situando el evento potencial el 22 de diciembre de 2032. Con un tamaño estimado entre 40 y 90 metros de diámetro (130 a 300 pies), este asteroide ha escalado rápidamente en las listas de riesgo mantenidas por agencias espaciales de Estados Unidos y Europa.
Clasificado con un nivel 3 en la Escala de Torino, el 2024 YR4 merece atención ya que indica un riesgo de colisión del 1% o mayor en la próxima década. Las implicaciones de un posible impacto podrían ser catastróficas, especialmente si ocurre en una zona poblada. Se estima que el área de destrucción podría extenderse hasta 50 kilómetros desde el sitio de impacto, con una energía liberada equivalente a entre 8 y 10 megatones de TNT. Para poner esto en perspectiva, el meteorito de Chelyabinsk, que causó daños considerables en Rusia en 2013, liberó energía equivalente a 500 kilotones de TNT.
En respuesta a esta amenaza, la International Asteroid Warning Network (IAWN) ha emitido su primera notificación de posible impacto, y se han activado grupos de respuesta global bajo el respaldo de la ONU, como el Space Mission Planning Advisory Group. Estos grupos se encuentran actualmente evaluando posibles intervenciones, incluyendo la desviación del asteroide con naves espaciales, similar a la misión DART de la NASA.
No obstante, la incertidumbre en la trayectoria del 2024 YR4 sigue siendo alta debido a su órbita excéntrica y su movimiento casi en línea recta alejándose de la Tierra. Esto dificulta las predicciones orbitales precisas. Los astrónomos están trabajando intensamente para realizar observaciones más detalladas antes de que el asteroide se vuelva demasiado tenue para ser detectado alrededor de abril de 2025. La próxima oportunidad significativa para estudiarlo será en 2028.
El corredor de riesgo de impacto identificado abarca una vasta región, que incluye el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el mar Arábigo y el sur de Asia. Este amplio rango geográfico subraya la importancia de las observaciones y los seguimientos continuos para precisar la trayectoria del asteroide y evaluar el riesgo con mayor exactitud.
La situación ha generado un esfuerzo coordinado a nivel internacional, destacando la importancia de una vigilancia constante y detallada para proteger a la Tierra de posibles amenazas desde el espacio.