Un trágico incidente ocurrió en el vuelo 777-300ER de Singapore Airlines, viajando de Londres a Singapur, cuando la aeronave se encontró con severa turbulencia sobre el Irrawaddy Basin a 37,000 pies. El vuelo transportaba a 211 pasajeros y 18 miembros de la tripulación, quienes vivieron momentos de terror cuando el avión experimentó una caída repentina. La situación dentro de la cabina se tornó caótica, y Geoffrey Kitchen, un británico de 73 años, perdió la vida debido al violento movimiento. Su esposa, también en el vuelo, fue hospitalizada luego del incidente.
Ante la emergencia médica, el piloto decidió desviar la aeronave hacia Bangkok, aterrizando de manera segura en el aeropuerto Suvarnabhumi. A su llegada, los servicios de emergencia actuaron inmediatamente, hospitalizando a 18 individuos y brindando tratamiento a 12 más por diversas lesiones, la mayoría de ellas cortes en la cabeza. Algunos pasajeros en condición crítica fueron trasladados al Srinakarin hospital.
En una declaración oficial, Singapore Airlines expresó su profunda condolencia a la familia de Geoffrey Kitchen y actualizó la lista de nacionalidades de los pasajeros afectados. Provenían de varios países como Australia, Reino Unido, Singapur, Nueva Zelanda y Estados Unidos, entre otros.
Este incidente destaca los peligros inherentes al vuelo y, aunque la turbulencia severa es rara, las consecuencias pueden ser devastadoras. Las investigaciones están en curso para determinar la causa exacta de la turbulencia y asegurar la seguridad en futuros vuelos. Boeing, el fabricante del avión, ha ofrecido su apoyo a Singapore Airlines para abordar esta difícil situación.