Un reciente estudio del UK Biobank, el más completo de su tipo, ha revelado que los patrones de sueño irregulares están asociados con un aumento del 26% en el riesgo de eventos cardiovasculares adversos importantes (MACE), tales como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. La investigación analizó datos de 72,269 personas de entre 40 y 79 años que usaron un rastreador de actividad durante siete días para medir sus patrones de sueño.
Patrones de Sueño Irregulares: Se define como irregulares aquellos que tienen un Índice de Regularidad del Sueño (SRI) menor a 71.6. Un SRI entre 71.6 y 87.3 se considera moderadamente irregular, mientras que uno superior a 87.3 se considera regular.
Riesgos Asociados: Los participantes con patrones de sueño irregulares tienen un riesgo 26% mayor de sufrir un accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca o ataque cardíaco en comparación con aquellos con patrones regulares. Los durmientes moderadamente irregulares tienen un riesgo 8% mayor. La relación entre el SRI y el riesgo de MACE es casi lineal; a medida que el SRI mejora, el riesgo de MACE disminuye.
Duración del Sueño: La duración recomendada de sueño para adultos de 18 a 64 años es de 7 a 9 horas por noche, y de 7 a 8 horas para aquellos de 65 años o más. El 61% de los durmientes regulares cumple con esta recomendación, en contraste con el 48% de los durmientes irregulares. Para los durmientes moderadamente irregulares, cumplir con la duración de sueño recomendada puede reducir su riesgo (HR 1.07, IC 95% 0.96 a 1.18), pero esto no aplica a los durmientes irregulares (HR 1.19, IC 95% 1.06 a 1.35).
Importancia de la Regularidad: Los investigadores sugieren que la regularidad del sueño podría ser más crucial que su duración para la salud cardiovascular. Recomiendan que las personas mantengan una rutina de sueño constante, acostándose y despertándose dentro del mismo intervalo de 30 minutos cada día, incluidos los fines de semana.
Limitaciones del Estudio: Si bien es un estudio observacional, y por tanto no puede establecer una relación de causa y efecto definitiva, los hallazgos indican una fuerte asociación entre la irregularidad del sueño y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares adversos en adultos.
Estos hallazgos destacan la importancia de considerar la regularidad del sueño como un factor de riesgo en las pautas de salud pública y la práctica clínica relacionadas con las enfermedades cardiovasculares.