El alcalde de Santorini, Nikos Zorzos, ha encendido las alarmas sobre una crisis de sobrecarga turística en la isla. Se anticipa que más de 3.4 millones de turistas visitarán la popular isla griega en 2024, poniendo en riesgo tanto su belleza natural como su infraestructura. Zorzos ha pedido medidas urgentes para detener el auge de construcción que, según él, podría arruinar el paisaje y la esencia de Santorini. La isla cuenta con una población aproximada de 25,000 habitantes.
Santorini es reconocida mundialmente por sus icónicos atardeceres y su fascinante paisaje, y dispone de aproximadamente 80,000 camas de hotel, lo cual la posiciona como uno de los destinos turísticos más concurridos de Grecia, solo superada por las islas de Kos y Rodas. Entre 2018 y 2022, se aprobaron permisos para la construcción de 449,579 metros cuadrados de terreno, representando alrededor del 2% de la superficie total de 76 km² que abarca la isla. Este considerable crecimiento ha sido impulsado en gran parte por cadenas hoteleras extranjeras y promotores turísticos interesados en captar al creciente número de visitantes.
Zorzos subrayó que el incremento masivo del turismo en la isla comenzó en la década de 1990 y que Santorini ya había alcanzado un punto de saturación antes de la pandemia de COVID-19. Durante el verano, se han registrado hasta 17,000 turistas circulando diariamente por las estrechas calles de Fira, la capital de Santorini, provocando situaciones de aglomeración extrema. Esto se agrava cuando coinciden en el puerto de Santorini la llegada de hasta cinco cruceros simultáneamente, desembarcando miles de pasajeros en un corto período de tiempo.
Ante esta situación, el gobierno griego, bajo el liderazgo del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, está evaluando varias medidas para controlar el número de turistas que visitan la isla. Entre las posibles soluciones se encuentran la implementación de tarifas de desembarque y la imposición de un límite de 8,000 pasajeros por crucero, con la esperanza de aliviar la presión que el turismo masivo ejerce sobre la infraestructura y el medio ambiente de Santorini. Zorzos ha dejado claro que "la situación actual no es sostenible" y que es imprescindible reconsiderar y modificar el modelo turístico de la isla, para evitar que Santorini siga el mismo destino que Venecia o Barcelona, ciudades que también enfrentan serios problemas de masificación turística.
Estas declaraciones refuerzan la necesidad de un enfoque equilibrado que proteja tanto los intereses económicos que genera el turismo como la preservación de la identidad y el entorno de Santorini. La sobrecarga turística en Santorini es tan pronunciada que en la capital, Fira, se puede llegar a registrar la presencia de 17,000 turistas al mismo tiempo, una cifra que representa más de la mitad de la población total de la isla.