El gobierno de Groenlandia, encabezado por el primer ministro Mute Bourup Egede, ha iniciado un diálogo con Estados Unidos, especialmente en el sector minero, con el objetivo de explorar oportunidades de cooperación en la isla. Este desarrollo ocurre en un contexto donde el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha mostrado interés en adquirir Groenlandia, un territorio autónomo bajo soberanía danesa. Trump no ha descartado emplear sanciones económicas o fuerza para lograr este objetivo, aunque su vicepresidente electo, J.D. Vance, ha señalado que no se considera el uso de armas.
Groenlandia, con una superficie de aproximadamente 2 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales el 80% está cubierto de hielo, cuenta con una población de alrededor de 56,000 habitantes. La isla recibe cerca de 600 millones de euros anuales de Dinamarca, una parte crucial de su presupuesto que se destina a mantener su nivel de vida, su sistema de salud y la educación. Desde 2009, Groenlandia tiene un estatuto que reconoce su derecho a la autodeterminación, y la mayoría de los partidos políticos y la población apoyan la independencia de Dinamarca, aunque la viabilidad económica de esta independencia es debatida.
Groenlandia posee ricos recursos naturales, como petróleo, gas, oro y minerales raros utilizados en la fabricación de baterías de coches eléctricos y turbinas de aerogeneradores. La explotación de estos recursos ha estado limitada por los altos costos y las dificultades técnicas.
La presencia militar estadounidense en Groenlandia ya está establecida con una base militar en el norte de la isla, gestionada bajo un acuerdo de defensa con Dinamarca que data de hace siete décadas. Es posible una expansión de esta presencia militar.
Aunque algunos parlamentarios groenlandeses sugieren que la independencia podría lograrse en unos 10 años, la mayoría considera que esta fecha es demasiado optimista y condicionan la independencia al desarrollo económico de la isla.
Las declaraciones de Trump han sido interpretadas de diversas maneras, generando tanto preocupación como expectativa. Mientras que la amenaza se percibe en la posibilidad de cambiar la soberanía de Dinamarca a Estados Unidos, también se ve una oportunidad en la posibilidad de avanzar hacia la independencia de Groenlandia bajo mejores condiciones.
Mute Bourup Egede ha rechazado cualquier cooperación con Rusia, reafirmando que el futuro de Groenlandia debe ser decidido exclusivamente por los groenlandeses.