En medio de tensiones políticas y declaraciones controversiales, Panamá reafirma su soberanía sobre el Canal de Panamá mientras analiza cómo mantener su alianza histórica con Estados Unidos frente a las amenazas del presidente electo Donald J. Trump.
Durante una ceremonia que conmemoró los 60 años de las protestas estudiantiles contra la ocupación estadounidense del canal, el presidente panameño José Raúl Mulino declaró: “El canal es y seguirá siendo panameño”. Esta afirmación responde a las declaraciones de Trump, quien aseguró que China controla la vía interoceánica y sugirió el uso de la fuerza militar para retomar el canal.
Estas amenazas reavivan las cicatrices de 1964, cuando estudiantes panameños que intentaban izar su bandera en la zona ocupada por Estados Unidos fueron reprimidos, resultando en 21 muertos y un movimiento que eventualmente llevó a la devolución del canal a Panamá en 1999.
Analistas advierten que la postura de Trump podría alejar a Panamá en un momento crítico, cuando China busca aumentar su influencia en América Latina. Ramón Escobar, exmiembro del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., expresó: “El ruido de sables de Trump podría enfriar el interés de Panamá en fortalecer la relación económica con Estados Unidos”.
China, por su parte, se posiciona como un socio estratégico clave para Panamá. A través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, ha prometido grandes inversiones en infraestructura, aunque no sin controversias. Críticos advierten que estas inversiones pueden generar dependencia económica.
Pese a la creciente influencia china, Panamá subraya su neutralidad como eje de su éxito comercial. “Nuestra neutralidad es nuestro mayor activo y nos permite ser un punto clave para el comercio global”, afirmó Ilya Espino de Marotta, subadministradora del Canal de Panamá.
El canal, construido por Estados Unidos con fines militares, ha evolucionado gracias a una inversión de más de $5 mil millones realizada por Panamá, lo que ha permitido ampliar su capacidad y consolidarlo como un centro vital del comercio global.
Aunque Trump ha señalado a China como una amenaza, Panameños como Ramón Martínez, exministro de Comercio, destacan que la prioridad del país sigue siendo su relación con Estados Unidos. “Nuestra alianza más importante siempre será con EE. UU.”, afirmó.
En el centro de visitantes de Miraflores, turistas como Jacqueline Williams observaron el tránsito de enormes buques por el canal, reflexionando sobre las tensiones actuales. “Al principio me reí de lo absurdo, pero luego pensé: este es un hombre que idolatra a Putin y amenaza con expandirse militarmente”, dijo Williams.
Con Estados Unidos distraído en otros escenarios, algunos panameños temen que la región quede desprotegida frente a la influencia china. Sin embargo, el gobierno panameño insiste en su soberanía y en su papel como puente neutral para el comercio global.
Panamá enfrenta ahora el desafío de equilibrar sus relaciones internacionales mientras protege su mayor tesoro: el Canal de Panamá.