El año 2024 marcó un hito preocupante para el cambio climático, con un aumento récord en los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, en parte debido a los incendios forestales alrededor del mundo. Según los datos del observatorio Mauna Loa en Hawái, la concentración de CO2 aumentó en 3.6 partes por millón (ppm) hasta alcanzar un total de 427 ppm. Este incremento es notablemente superior a los 280 ppm registrados antes de la era industrial, marcada por la quema intensiva de combustibles fósiles.
La situación se agravó con el registro de emisiones récord de carbón, petróleo y gas, que también contribuyeron significativamente al aumento de los niveles de CO2. El ciclo climático de El Niño, conocido por sus efectos de calentamiento y sequías en los trópicos, jugó un papel agravante en este fenómeno. Sin embargo, expertos señalan que un aumento récord en las concentraciones de CO2 probablemente habría ocurrido aun sin la influencia de El Niño.
Adicionalmente, el promedio global de temperatura alcanzó un nuevo récord en 2024, superando por primera vez el límite de 1.5 °C (2.7 °F) establecido por el acuerdo climático de París. Este calentamiento exacerbó olas de calor extremo, tormentas e inundaciones, afectando a miles de millones de personas en todo el mundo.
El secretario general de la ONU, António Guterres, culpó a la industria de los combustibles fósiles de obtener beneficios económicos a expensas del clima global. “Los gobiernos del mundo gastan nueve veces más en hacer que los combustibles fósiles sean más baratos que en promover la energía limpia."
El aumento registrado de 3.6 ppm en 2024 es el doble del nivel de 1.8 ppm que sería consistente con un camino hacia emisiones netas cero, lo cual limitaría el calentamiento global a 1.5 °C. Este aumento también superó las predicciones de 2.8 ppm realizadas por la Oficina Meteorológica del Reino Unido para 2024. Se prevé que para 2025, los niveles de CO2 aumentarán en 2.3 ppm debido a la fase opuesta de El Niño, conocida como La Niña, que fomenta un mayor crecimiento de vegetación y, por tanto, una mayor absorción de CO2.
Los incendios forestales en 2024 fueron particularmente devastadores en las Américas, liberando miles de millones de toneladas de CO2. Incluso sin la influencia directa de El Niño, regiones como Canadá experimentaron incendios severos, apoyados por la crisis climática que ha aumentado la frecuencia y severidad de estos eventos. El Niño también limitó el crecimiento de plantas, que normalmente absorben parte del CO2 emitido por la actividad humana, complicando aún más la situación.
Estas cifras subrayan la urgente necesidad de una acción internacional concertada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los efectos del cambio climático.