Un estudio de la revista Science sobre el cráneo de un niño de 12.800 años de antigüedad ofrece nuevas perspectivas sobre cómo los primeros americanos obtenían su comida y cómo sus prácticas de caza podrían haber contribuido a la extinción de grandes mamíferos.
En América del Norte, durante el final del Pleistoceno, existía una fauna impresionante que incluía mamuts, mastodontes, camellos y perezosos gigantes, pero hace unos 12.000 años, la mayoría de estas especies desaparecieron. Los científicos han debatido durante años las causas de su extinción, con teorías que apuntaban al cambio climático, pero un estudio reciente sugiere que la caza humana jugó un papel fundamental en la desaparición de la megafauna.
Ben Potter, arqueólogo de la Universidad de Alaska Fairbanks, lideró este nuevo estudio, publicado en Science Advances. Durante décadas, muchos científicos culparon al cambio climático por la desaparición de estos animales, ya que coincidió con el fin de la última glaciación, lo que llevó al calentamiento del planeta. Sin embargo, Paul Martin, un geocientífico, propuso en la década de 1960 que la llegada de los humanos a América del Norte fue un factor clave. Según su teoría, los humanos cazaron a estos grandes mamíferos, que no estaban preparados para enfrentarse a una especie tan letal.
Para respaldar esta hipótesis, los investigadores analizaron los restos de un niño de 18 meses, conocido como el niño Anzick, encontrado en Montana. Tras estudiar los isótopos de carbono y nitrógeno en su cráneo, los científicos concluyeron que más del 40% de su dieta provenía de mamuts, con el alce y el bisonte como las siguientes fuentes de alimentación más comunes. Estos hallazgos sugieren que los primeros americanos dependían en gran medida de la caza de grandes mamíferos.
Este estudio ha revitalizado el debate sobre la caza humana de la megafauna y su relación con las extinciones del Pleistoceno. A pesar de las críticas, los expertos como Todd Surovell, de la Universidad de Wyoming, creen que los resultados son una confirmación de que los humanos fueron una de las principales causas de la desaparición de estos gigantes animales.
El estudio también ofrece una visión sorprendente de cómo vivían los primeros americanos, enfrentando desafíos extremadamente difíciles y, a pesar de ello, prosperaron.