En un contexto de creciente preocupación climática, 2024 fue declarado el año más cálido registrado, acompañado por un aumento récord en los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera y devastadores incendios en Los Ángeles. Frente a este panorama, la segunda administración de Donald Trump ha influido significativamente en los compromisos ambientales del sector financiero global.
Un reflejo de este impacto es la decisión de la Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFANZ) de abandonar el requisito de que sus miembros estén alineados con el Acuerdo de París. Esto ocurre después de la salida de los seis bancos más grandes de Estados Unidos de GFANZ desde diciembre de 2024.
Particularmente notable es el caso de BlackRock, la firma de gestión de activos que administra 11.5 billones de dólares en fondos. BlackRock se retiró de la iniciativa Net Zero Asset Managers (NZAM), argumentando que su membresía había "causado confusión" sobre sus prácticas y había sido objeto de investigaciones legales por parte de funcionarios públicos. Esta salida de BlackRock llevó a NZAM a suspender su monitoreo del progreso de los miembros y a anunciar una revisión de la adecuación de la iniciativa en el nuevo contexto global.
La reacción del sector financiero ha sido de preocupación. James Alexander, director ejecutivo de la UK Sustainable Investment and Finance Association, y otros expertos han señalado la desalentadora situación en medio de desastres climáticos recientes como los incendios en Los Ángeles y las inundaciones globales.
Desde la creación de GFANZ en 2021, la resistencia de los republicanos ha sido un factor constante, según Andrew Garraway de la firma de análisis climáticos Risilience. Sin embargo, la presidencia de Trump ha catalizado el retroceso de muchas firmas financieras estadounidenses en sus compromisos climáticos. Este es el caso de grandes instituciones en Wall Street, cuya decisión de no cooperar en la financiación de la transición energética envía un mensaje preocupante a los grandes contaminadores.
Paddy McCully, analista de transición energética en Reclaim Finance, subrayó que aunque los requisitos de NZAM eran principalmente simbólicos, la falta de cooperación de Wall Street tiene implicaciones más amplias.
Además, Alexander expresó que existe una desconfianza generalizada hacia las políticas progresistas entre el electorado estadounidense, en gran parte impulsada por la percepción de amenaza que supone la transición energética hacia el net zero para ciertas industrias, especialmente las empresas de petróleo y gas.
El impacto de estas decisiones del sector financiero, en gran medida influenciadas por el contexto político y de administración actual en los Estados Unidos, plantea desafíos significativos para los esfuerzos globales por mitigar el cambio climático.