En los días 29 y 30 de octubre de 2024, Rusia llevó a cabo un ejercicio masivo de sus fuerzas nucleares bajo la supervisión del presidente Vladimir Putin. Este simulacro de ataque nuclear de represalia se enmarca en una atmósfera de creciente tensión con Occidente, ocasionada por el prolongado conflicto en Ucrania.
El ministro de Defensa, Andrei Belousov, especificó que el principal objetivo del ejercicio era ensayar la respuesta a un hipotético ataque nuclear enemigo. En esta línea, Putin subrayó la importancia de la modernización de las fuerzas nucleares rusas, considerándolas cruciales para garantizar la seguridad nacional.
El ejercicio incluyó el lanzamiento de un misil balístico intercontinental Yars desde la plataforma de lanzamiento de Plesetsk, localizada en la península de Kamchatka. Además, los submarinos nucleares Novomoskovsk y Knyaz Oleg lanzaron misiles balísticos intercontinentales desde el mar de Barents y el mar de Ojotsk, respectivamente. También se desplegaron bombarderos estratégicos Tu-95, que llevaron a cabo lanzamientos de misiles de crucero de largo alcance, todos alcanzando sus objetivos designados.
Dentro del contexto geopolítico, Putin advirtió que el uso de armas de largo alcance suministradas por Occidente a Ucrania podría desencadenar un conflicto directo entre la OTAN y Rusia. En respuesta, el Kremlin introdujo una nueva doctrina nuclear que considera un ataque convencional respaldado por una potencia nuclear como un ataque conjunto contra Rusia.
Durante las maniobras, Putin aprovechó para reafirmar el compromiso de Rusia con la modernización de sus fuerzas nucleares. Este esfuerzo incluye el desarrollo de misiles con mayor precisión y tiempos de lanzamiento más rápidos, así como tecnologías avanzadas para superar las defensas antimisiles.
La comunidad internacional no permaneció indiferente ante estas maniobras. El presidente de Finlandia instó a China a intervenir como mediador para reducir las tensiones nucleares provocadas por la actividad militar rusa.
El presente ejercicio sigue a otros ensayos nucleares recientes, incluidos ejercicios conjuntos con Bielorrusia, país que ha permitido el estacionamiento de armas nucleares tácticas rusas en su territorio. Estos eventos subrayan la postura defensiva de Rusia y reflejan la intensificación de las tensiones entre Moscú y los países occidentales. Este tipo de ejercicios no son nuevos para Rusia; en años anteriores también ha realizado maniobras nucleares en colaboración con Bielorrusia, en el marco de una estrecha cooperación militar entre ambos países.