Suecia ha iniciado una controvertida caza de lobos con el objetivo de reducir significativamente la población de este depredador, actualmente catalogado en peligro de extinción. El gobierno sueco ha autorizado la caza de cinco familias de lobos, lo que equivale a 30 individuos. Esta medida ha sido recibida con fuertes críticas por parte de activistas y defensores de la fauna, quienes argumentan que esta acción es ilegal de acuerdo con la legislación de la Unión Europea (UE).
Entre 2022 y 2023, la población de lobos en Suecia disminuyó en casi un 20%, pasando de 469 a 375 individuos. Esta reducción se ha atribuido a una mayor presión de caza. No obstante, el gobierno sueco ha planteado la necesidad de reducir aún más la población a un mínimo de 170 lobos, en lugar del actual mínimo de 300, para alcanzar lo que denominan un "estado de conservación favorable".
No hubo una población reproductora de lobos en Suecia desde 1966 hasta 1983, lo que hace que la frágil población actual sea aún más significativa. La especie está incluida en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo que recalca su estado de peligro.
Paralelamente, la Unión Europea está considerando flexibilizar las normativas relacionadas con la caza de lobos. La Comisión Europea está revisando su directiva de hábitats con la intención de reflejar el aumento de la población de lobos en varias regiones de Europa, incluyendo las áreas alpinas, boscosas de Escandinavia y Centroeuropa. Esta revisión podría permitir a los países aumentar el número de lobos que pueden ser cazados. Los agricultores han apoyado esta revisión, argumentando que el aumento de la población de lobos pone en riesgo su ganado, especialmente las ovejas.
En una votación reciente, los miembros de la Convención de Berna acordaron cambiar el estatus de los lobos de "estrictamente protegidos" a "protegidos". Esta decisión, que entrará en vigor el 7 de marzo de 2025, facilitará a la UE la modificación de la directiva de hábitats para permitir una caza más extensa de lobos.
Ambientalistas han propuesto alternativas a la caza, sugiriendo que los agricultores implementen medidas preventivas como cercas eléctricas. Magnus Orrebrant, presidente de la Asociación Sueca de Carnívoros, expresó su preocupación al señalar que la degradación del estatus de protección del lobo afectará negativamente no solo a los lobos, sino a toda la vida silvestre en Europa.
Desde 2010, el gobierno sueco ha permitido la caza anual de lobos con cuotas licenciadas, a pesar de su estatus especial de protección, lo que ha resultado en una queja formal ante la Comisión de la UE. No obstante, esta queja aún no ha sido resuelta. Léa Badoz, oficial del programa de vida silvestre de Eurogroup for Animals, ha destacado que el lobo se ha convertido en una víctima de la desinformación y que la degradación de su protección no resolverá los desafíos de coexistencia ni ayudará a los agricultores.