La Anomalía del Atlántico Sur (SAA) representa una zona significativa de baja intensidad magnética en el campo geomagnético de la Tierra, extendiéndose entre América del Sur y el suroeste de África. Esta región permite que las partículas cargadas del cinturón de radiación de Van Allen se acerquen más a la superficie terrestre, exponiendo los satélites que atraviesan esta área a protones de alta energía que pueden causar fallos en sus sistemas y daños permanentes.
Para mitigar estos riesgos, los operadores de satélites a menudo apagan componentes no esenciales al atravesar la SAA. Sin embargo, la expansión hacia el oeste y el debilitamiento en intensidad de la anomalía, junto con su reciente división en dos lóbulos, han presentado nuevos retos para las misiones satelitales.
Observaciones mediante el CubeSat Lucky 7 han mostrado que la SAA se mueve en dirección oeste a una tasa de aproximadamente 0.34° por año y hacia el sur a 0.23° por año. Estos datos han sido corroborados por un estudio de 2021 que indica un movimiento al oeste de 0.33°/año y al sur de 0.25°/año. Por otra parte, la misión SAMPEX (Solar, Anomalous, and Magnetospheric Particle Explorer) ha registrado tasas de 0.20 ± 0.04° al oeste y 0.11 ± 0.01° al sur por año. Estas observaciones sugieren una compleja dinámica en el comportamiento de la SAA.
La NASA ha estado monitoreando esta región para entender mejor su evolución y los efectos en la tecnología espacial. El modelo IGRF12 (International Geomagnetic Reference Field) predice un movimiento de la SAA similar al observado, con una tasa de 0.24 ± 0.01° al oeste y 0.06 ± 0.02° al sur. El origen de esta anomalía se atribuye a la inclinación del eje magnético de la Tierra y al flujo de metales fundidos en el núcleo externo de la Tierra, a una profundidad de aproximadamente 2,900 km.
La SAA no solo afecta a la tecnología satelital, sino también a la salud de los astronautas, quienes pueden estar expuestos a niveles peligrosos de radiación cuando atraviesan esta región. Instrumentos como el Global Ecosystem Dynamics Investigation (GEDI) a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) han registrado "blips" en sus detectores debido a la radiación incrementada en la SAA.
La NASA continúa utilizando datos de diversas misiones y estudios geofísicos, como el proyecto Swarm de la ESA, para comprender mejor la evolución de la SAA y sus implicancias para el entorno espacial.
La investigación sigue siendo crucial para mitigar los riesgos asociados a la Anomalía del Atlántico Sur, tanto para la tecnología espacial como para la salud de los astronautas. Estratégicamente, esta vigilancia permite optimizar las misiones satelitales, asegurando la continuidad operativa pese a las adversidades presentadas por esta compleja y cambiante región del campo magnético terrestre.