El primer día del año 2025, la ciudad de Cetinje, Montenegro, fue escenario de un trágico tiroteo que dejó 12 fallecidos, incluidos dos niños de 10 y 13 años, y al menos 4 heridos. El autor del ataque, Aco Martinović, de 45 años, desencadenó la violencia después de una pelea en un bar alrededor de las 17:30 horas locales.
Los hechos se desarrollaron cuando Martinović, tras haber estado bebiendo durante gran parte del día, discutió con otros presentes en el bar. Posteriormente, se dirigió a su casa y regresó armado al establecimiento, donde comenzó a disparar. Las víctimas mortales incluyen al propietario del bar, sus hijos y algunos familiares del propio Martinović. Tras disparar en el bar, el atacante se trasladó a cinco ubicaciones adicionales, aumentando el número de víctimas.
Entre los heridos, tres se encuentran en estado grave y uno en estado crítico. La rápida acción policial incluyó el bloqueo completo de las carreteras de entrada y salida de Cetinje para evitar una posible huida de Martinović. Al verse rodeado por las fuerzas del orden, Martinović se suicidó disparándose en la cabeza, falleciendo en el trayecto hacia el hospital.
La reacción de las autoridades fue inmediata. Se declararon tres días de luto nacional a partir del 2 de enero de 2025, y el primer ministro Milojko Spajić calificó el incidente como una “terrible tragedia” que ha dejado una profunda conmoción en la sociedad montenegrina. Además, anunció que su gobierno considerará una prohibición total de la posesión de armas en el país, una medida que se debatirá en respuesta a este doloroso suceso.
Este tiroteo es el segundo más mortífero que se registra en Cetinje en los últimos tres años. En agosto de 2022, un incidente similar cobró la vida de 10 personas, incluidos dos niños. Montenegro, con una población de aproximadamente 620,000 habitantes, tiene una cultura relacionada con la posesión de armas, a pesar de las estrictas leyes vigentes sobre su tenencia.
El atacante, Aco Martinović, era conocido por su comportamiento errático y ya había enfrentado la justicia en varias ocasiones por posesión ilegal de armas. En 2005, recibió una sentencia suspendida por conducta violenta y recientemente había apelado una condena por el mismo cargo.
El impacto de este tiroteo en la población ha sido significativo y ha resaltado la necesidad urgente de revisar las políticas de control de armas en Montenegro. La sociedad espera respuestas y medidas concretas de las autoridades para evitar que tragedias similares vuelvan a ocurrir en el futuro.