El gobierno talibán en Afganistán emitió el 30 de diciembre de 2024 una nueva directiva que prohíbe la construcción de ventanas en las viviendas que den hacia las casas vecinas donde residan mujeres. Hamdullah Fitrat, portavoz adjunto de los talibanes, sostuvo que esta medida busca "salvaguardar los principios islámicos y los derechos de la sharia". La orden se aplica tanto a edificaciones nuevas como a ventanas existentes, que deberán ser bloqueadas mediante la construcción de muros u otros medios de obstrucción.
La normativa estipula que las autoridades municipales y otros departamentos relacionados supervisen y controlen los sitios de construcción de viviendas para garantizar el cumplimiento de esta disposición. Específicamente, se prohibirá cualquier ventana que dé hacia zonas de usos tradicionales por mujeres, como patios y cocinas.
Esta restricción se suma a un historial de edictos dirigidos contra los derechos de las mujeres desde la llegada al poder de los talibanes en agosto de 2021. La ONU ha calificado esta situación como un "apartheid de género", destacando la exclusión progresiva de las mujeres de los espacios públicos. Entre las limitaciones impuestas a las mujeres se incluyen la prohibición de estudiar a partir de los 12 años, trabajar en diversos sectores como la administración, las fuerzas de seguridad, bancos, ONG y Naciones Unidas, además de la prohibición de obtener pasaportes y viajar sin un pariente varón cercano.
El 2 de diciembre de 2024, se emitió otro decreto significativo que prohíbe a las mujeres formarse en profesiones sanitarias, lo que podría resultar en una crisis de atención médica para las mujeres afganas, ya que los hombres tienen prohibido tratarlas en varias provincias. Adicionalmente, UNICEF ha señalado que cinco de cada diez afganos carecen de acceso a instalaciones de saneamiento básicas, lo que afecta gravemente la higiene menstrual de las mujeres.
La nueva prohibición ha generado opiniones contrastantes en la población afgana. Mientras algunos, como Surosh Ahmad, la ven como una forma de protección de la intimidad, otros, como Rasool Sharifi, consideran que es una distracción de problemas más acuciantes como la extrema pobreza y las violaciones a los derechos humanos.
Según la coordinación humanitaria de la ONU, en 2024, más de la mitad de la población afgana, aproximadamente 23,7 millones de personas, necesitaba ayuda humanitaria. Esta serie de medidas restrictivas se enmarca en un contexto de deterioro de los derechos y libertades de las mujeres en Afganistán bajo el dominio talibán.