El proyecto innovador de Quaise Energy pretende revolucionar el sector energético al aprovechar la energía geotérmica supercrítica mediante perforaciones de hasta 20 kilómetros de profundidad. Utilizando una combinación de tecnología de perforación rotativa convencional y ondas milimétricas generadas por un gyrotron, se espera alcanzar temperaturas de 500 °C (932 °F), lo que proporcionaría una eficiencia energética hasta diez veces mayor en comparación con las plantas geotérmicas tradicionales. Este ambicioso objetivo podría alcanzarse en tan solo 100 días de perforación, una mejora significativa frente al histórico proyecto soviético Kola Superdeep Borehole, que demoró casi 20 años para llegar a 12,289 metros.
Con un financiamiento inicial de aproximadamente 105 millones de dólares y buscando otros 200 millones para establecer su primera planta comercial, Quaise busca materializar la promesa de una energía limpia, eficiente y prácticamente inagotable. Esta iniciativa se inserta en un contexto donde la energía geotérmica representa solo el 0.3% del consumo energético global, a pesar de que el 0.1% del calor interno de la Tierra podría cubrir las necesidades energéticas mundiales por más de 20 millones de años.
Los avances tecnológicos son clave para materializar esta visión. Por ejemplo, la utilización de ondas milimétricas permite vaporizar la roca, eludiendo el desgaste de las brocas utilizado en métodos tradicionales. En paralelo, se exploran alternativas como la perforación por plasma, un método innovador que desintegra rocas sin fundirlas. Sin embargo, se enfrentan desafíos significativos: las temperaturas aumentan entre 25 °C y 30 °C por cada kilómetro, con condiciones supercríticas a partir de los 374 °C y presiones superiores a 220 bares. Asimismo, los costos son elevados: perforar un kilómetro tiene un costo promedio de 2 millones de dólares, mientras que alcanzar 4 kilómetros oscila entre 6 y 10 millones.
En el terreno práctico, otros proyectos, como el Iceland Deep Drilling Project, ya han alcanzado profundidades de 4.6 kilómetros, mientras Eavor llegó a 5 kilómetros en Baviera, Alemania, en 2024. Estos esfuerzos reflejan avances importantes en la explotación de la geotermia, pero todavía están por debajo de los objetivos de Quaise.
El precedente más grande en perforación profunda, el Kola Superdeep Borehole, alcanzó solo el 60% de la meta de Quaise. Durante los años 70 y 80, perforadores soviéticos encontraron temperaturas de 180 °C, muy superiores a lo previsto, así como rocas extremadamente porosas que dificultaron el trabajo. Este proyecto finalmente se suspendió por motivos financieros y técnicos, pero sentó las bases para proyectos posteriores como el de Quaise. El proyecto Kola Superdeep Borehole, no solo reveló altas temperaturas inesperadas, sino también que la corteza terrestre es menos densa de lo que los expertos anticipaban, aportando valiosos datos geológicos más allá de su objetivo inicial.
El futuro de la energía geotérmica brilla particularmente prometedor. Con menos de 700 plantas en operación actualmente que producen alrededor de 97 TWh al año, se espera un aumento considerable, con proyecciones de hasta 1,400 TWh anuales a mediados del siglo. De concretarse esta infraestructura, representará un avance crucial en la transición global hacia energías renovables, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.