Miles de israelíes se congregaron en Jerusalén para manifestarse en contra de la gestión de la guerra en Gaza por parte del primer ministro Benjamin Netanyahu. La protesta, que inició en las afueras de la Knesset (Parlamento israelí), avanzó hasta la residencia personal del primer ministro. Los manifestantes demandaron la negociación con Hamás para la devolución de los rehenes restantes retenidos desde el ataque del grupo militante palestino al sur de Israel el pasado 7 de octubre, además de solicitar elecciones parlamentarias anticipadas.
Durante la manifestación, algunos participantes intentaron romper las barricadas policiales, lo que llevó a las fuerzas de seguridad a utilizar un cañón de agua para dispersar a la multitud. El clima de tensión escaló tras la reciente disolución del gabinete de guerra de Netanyahu, motivada por las renuncias de Benny Gantz y Gadi Eisenkot, dos ex generales centristas, debido a desacuerdos sobre la dirección de la guerra.
Paralelamente, en Gaza, Israel implementó una "pausa táctica" de 11 horas en sus operaciones militares en el sur de la Franja. Esta pausa tenía como objetivo permitir la entrada de camiones de ayuda humanitaria a través del cruce de Kerem Shalom, el principal punto de entrada para la ayuda entrante. Los camiones trasladaron alimentos y suministros médicos esenciales a diversas partes de Gaza.
A pesar de la tregua temporal, las negociaciones para un alto el fuego completo entre Israel y Hamás siguen sin avances. La comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos, ha presionado para un alto el fuego total que detenga los combates en toda Gaza durante seis semanas y la liberación de más rehenes a cambio de palestinos encarcelados en Israel.
La ONU resaltó la necesidad urgente de más ayuda humanitaria en Gaza, ya que la cantidad de camiones con suministros ha disminuido considerablemente en las últimas semanas. Se espera que la "pausa táctica" conduzca a acciones concretas por parte de Israel para abordar la crisis humanitaria.
La situación política en Israel se torna más compleja con la disolución del gabinete de guerra y la creciente dependencia de Netanyahu de aliados ultranacionalistas que se oponen a un alto el fuego. Este panorama plantea mayores desafíos para las negociaciones destinadas a poner fin a la prolongada guerra en Gaza, la cual ha cobrado miles de vidas y ha dejado a la población palestina en una situación desesperada.
Las manifestaciones y la presión interna y externa sobre el gobierno israelí reflejan la urgencia de encontrar una solución inmediata a la crisis humanitaria y política que afecta a la región.