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Primera Condena por Mutilación Genital Femenina en Gambia: una Mujer de 96 Años que Desafió la Prohibición

Yassin Fatty se convirtió en la primera persona condenada en Gambia por practicar mutilación genital femenina (MGF), un paso crucial en la lucha contra esta práctica, ilegal en el país desde 2015.

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Primera Condena por Mutilación Genital Femenina en Gambia: una Mujer de 96 Años que Desafió la Prohibición

Yassin Fatty se convirtió en la primera persona condenada en Gambia por practicar mutilación genital femenina (MGF), un paso crucial en la lucha contra esta práctica, ilegal en el país desde 2015.

"Esto marca un avance significativo en la protección de los derechos de las mujeres y niñas en Gambia"

- Afirmó un activista de derechos de las mujeres.

6/9/2024

En Gambia, un país de África occidental, Yassin Fatty, una practicante tradicional de la mutilación genital femenina, se ha convertido en un símbolo controversial. A los 96 años, Fatty se encuentra en el centro de un debate sobre esta práctica, después de ser la primera persona condenada en Gambia por realizar mutilaciones genitales. Su caso no solo ha generado una gran controversia, sino que ha desatado una campaña popular que pide la legalización de la práctica nuevamente.

Un Evento Significativo

En 2013, en la ciudad de Wassu, se llevó a cabo un evento que marcó un hito en la lucha contra la mutilación genital femenina. Treinta practicantes tradicionales se reunieron en una ceremonia simbólica en la que, tras décadas de practicar la mutilación, decidieron abandonar la tradición. Llenas de emoción y con carteles que decían: “He acabado con la mutilación genital femenina”, las mujeres depositaron sus cuchillos y hojas de afeitar sobre una tela bordada con conchas de cauri, renunciando a la práctica que había sido una parte integral de sus vidas y comunidades.

Para estas mujeres, la ceremonia representaba el fin de una tradición antigua, pero para Yassin Fatty, una de las participantes destacadas, no fue un adiós definitivo. Aunque la ceremonia se presentó como un acto de renuncia, Fatty continuó practicando la mutilación genital femenina en secreto.

La Vida de Yassin Fatty

Yassin Fatty, originaria de Bakadaji, un pueblo en el río Central de Gambia, ha sido una figura central en la práctica de la mutilación durante décadas. En su casa, rodeada de su familia, Fatty explicó que para ella, la mutilación no era solo una práctica cultural, sino una creencia profundamente arraigada. Aseguraba que la mutilación protegía la salud de las mujeres y preservaba su pureza, argumentos que muchos en la comunidad de Bakadaji compartían.

Fotografías de Kiana Hayeri

Fatty, cuya edad se refleja más en sus lóbulos de las orejas que en su piel, ha sido testigo de una tradición que se remonta a generaciones. Para ella, cortar a las niñas era una forma de seguir una tradición que había sido transmitida por sus ancestros.

La Ley y la Reacción Nacional

Gambia aprobó una ley que prohibía la mutilación genital femenina en 2015, pero la ley no se aplicó rigurosamente durante años. Muchos gambianos seguían apoyando la práctica y consideraban a las niñas no mutiladas como impuras. Cuando Fatty fue arrestada y condenada el año pasado por realizar mutilaciones, la reacción en el país fue inmediata. Un famoso imán abogó por la legalización de la mutilación genital, generando un movimiento nacional para revertir la ley.

La Lucha Contra la Mutilación

Momodou Keita, un destacado activista contra la mutilación genital femenina, ha estado en la primera línea de la lucha contra esta práctica. Conocido por su trabajo con el Comité de Gambia sobre Prácticas Tradicionales que Afectan a la Salud de las Mujeres y los Niños (GAMCOTRAP), Keita ha recorrido la región de Central Rivers para persuadir a las practicantes de que abandonen la mutilación. A lo largo de los años, ha ofrecido alternativas económicas a las cortadoras y ha documentado sus esfuerzos en una carpeta de cuero con fotos de las mujeres que ha convencido.

Aunque Keita y Fatty desarrollaron una amistad improbable, la situación se volvió tensa cuando Keita recibió información de que Fatty estaba planeando realizar mutilaciones en secreto. A pesar de sus advertencias, Fatty continuó la práctica, y el 16 de enero de 2023, Keita se encontró con la realidad dolorosa de que Fatty había realizado mutilaciones a dos niñas.

La Continuación de la Práctica

A pesar de los esfuerzos y el dinero invertido por agencias de la ONU y donantes internacionales para erradicar la mutilación genital femenina en Gambia, la práctica sigue siendo común. Aunque la ley prohíbe la mutilación desde 2015, las tasas de mutilación no han disminuido significativamente. Los expertos señalan que el cambio en las normas sociales es un proceso largo, y que la práctica sigue siendo una parte arraigada de la identidad y la cultura en muchas comunidades.

Consecuencias y Percepciones

Tras el arresto de Fatty, su familia enfrentó una gran presión. Aunque Fatty fue liberada bajo fianza, la situación generó una profunda división en la comunidad. Su hijo Abdou Cham y otros miembros de la familia ahora consideran a Keita como un traidor que, según ellos, no tenía interés genuino en proteger a las niñas y solo buscaba beneficios económicos.

El caso de Yassin Fatty continúa siendo un reflejo de las complejidades culturales y sociales en la lucha contra la mutilación genital femenina. Mientras que algunos ven a Fatty como una defensora de una tradición, otros la consideran un símbolo de una práctica que debe ser erradicada. En cualquier caso, su historia es un recordatorio de la lucha en curso para proteger los derechos y la salud de las mujeres en Gambia y más allá.

Algo Curioso

"Esto marca un avance significativo en la protección de los derechos de las mujeres y niñas en Gambia"

- Afirmó un activista de derechos de las mujeres.

Sep 6, 2024
Colglobal News

En Gambia, un país de África occidental, Yassin Fatty, una practicante tradicional de la mutilación genital femenina, se ha convertido en un símbolo controversial. A los 96 años, Fatty se encuentra en el centro de un debate sobre esta práctica, después de ser la primera persona condenada en Gambia por realizar mutilaciones genitales. Su caso no solo ha generado una gran controversia, sino que ha desatado una campaña popular que pide la legalización de la práctica nuevamente.

Un Evento Significativo

En 2013, en la ciudad de Wassu, se llevó a cabo un evento que marcó un hito en la lucha contra la mutilación genital femenina. Treinta practicantes tradicionales se reunieron en una ceremonia simbólica en la que, tras décadas de practicar la mutilación, decidieron abandonar la tradición. Llenas de emoción y con carteles que decían: “He acabado con la mutilación genital femenina”, las mujeres depositaron sus cuchillos y hojas de afeitar sobre una tela bordada con conchas de cauri, renunciando a la práctica que había sido una parte integral de sus vidas y comunidades.

Para estas mujeres, la ceremonia representaba el fin de una tradición antigua, pero para Yassin Fatty, una de las participantes destacadas, no fue un adiós definitivo. Aunque la ceremonia se presentó como un acto de renuncia, Fatty continuó practicando la mutilación genital femenina en secreto.

La Vida de Yassin Fatty

Yassin Fatty, originaria de Bakadaji, un pueblo en el río Central de Gambia, ha sido una figura central en la práctica de la mutilación durante décadas. En su casa, rodeada de su familia, Fatty explicó que para ella, la mutilación no era solo una práctica cultural, sino una creencia profundamente arraigada. Aseguraba que la mutilación protegía la salud de las mujeres y preservaba su pureza, argumentos que muchos en la comunidad de Bakadaji compartían.

Fotografías de Kiana Hayeri

Fatty, cuya edad se refleja más en sus lóbulos de las orejas que en su piel, ha sido testigo de una tradición que se remonta a generaciones. Para ella, cortar a las niñas era una forma de seguir una tradición que había sido transmitida por sus ancestros.

La Ley y la Reacción Nacional

Gambia aprobó una ley que prohibía la mutilación genital femenina en 2015, pero la ley no se aplicó rigurosamente durante años. Muchos gambianos seguían apoyando la práctica y consideraban a las niñas no mutiladas como impuras. Cuando Fatty fue arrestada y condenada el año pasado por realizar mutilaciones, la reacción en el país fue inmediata. Un famoso imán abogó por la legalización de la mutilación genital, generando un movimiento nacional para revertir la ley.

La Lucha Contra la Mutilación

Momodou Keita, un destacado activista contra la mutilación genital femenina, ha estado en la primera línea de la lucha contra esta práctica. Conocido por su trabajo con el Comité de Gambia sobre Prácticas Tradicionales que Afectan a la Salud de las Mujeres y los Niños (GAMCOTRAP), Keita ha recorrido la región de Central Rivers para persuadir a las practicantes de que abandonen la mutilación. A lo largo de los años, ha ofrecido alternativas económicas a las cortadoras y ha documentado sus esfuerzos en una carpeta de cuero con fotos de las mujeres que ha convencido.

Aunque Keita y Fatty desarrollaron una amistad improbable, la situación se volvió tensa cuando Keita recibió información de que Fatty estaba planeando realizar mutilaciones en secreto. A pesar de sus advertencias, Fatty continuó la práctica, y el 16 de enero de 2023, Keita se encontró con la realidad dolorosa de que Fatty había realizado mutilaciones a dos niñas.

La Continuación de la Práctica

A pesar de los esfuerzos y el dinero invertido por agencias de la ONU y donantes internacionales para erradicar la mutilación genital femenina en Gambia, la práctica sigue siendo común. Aunque la ley prohíbe la mutilación desde 2015, las tasas de mutilación no han disminuido significativamente. Los expertos señalan que el cambio en las normas sociales es un proceso largo, y que la práctica sigue siendo una parte arraigada de la identidad y la cultura en muchas comunidades.

Consecuencias y Percepciones

Tras el arresto de Fatty, su familia enfrentó una gran presión. Aunque Fatty fue liberada bajo fianza, la situación generó una profunda división en la comunidad. Su hijo Abdou Cham y otros miembros de la familia ahora consideran a Keita como un traidor que, según ellos, no tenía interés genuino en proteger a las niñas y solo buscaba beneficios económicos.

El caso de Yassin Fatty continúa siendo un reflejo de las complejidades culturales y sociales en la lucha contra la mutilación genital femenina. Mientras que algunos ven a Fatty como una defensora de una tradición, otros la consideran un símbolo de una práctica que debe ser erradicada. En cualquier caso, su historia es un recordatorio de la lucha en curso para proteger los derechos y la salud de las mujeres en Gambia y más allá.

En Gambia, un país de África occidental, Yassin Fatty, una practicante tradicional de la mutilación genital femenina, se ha convertido en un símbolo controversial. A los 96 años, Fatty se encuentra en el centro de un debate sobre esta práctica, después de ser la primera persona condenada en Gambia por realizar mutilaciones genitales. Su caso no solo ha generado una gran controversia, sino que ha desatado una campaña popular que pide la legalización de la práctica nuevamente.

Un Evento Significativo

En 2013, en la ciudad de Wassu, se llevó a cabo un evento que marcó un hito en la lucha contra la mutilación genital femenina. Treinta practicantes tradicionales se reunieron en una ceremonia simbólica en la que, tras décadas de practicar la mutilación, decidieron abandonar la tradición. Llenas de emoción y con carteles que decían: “He acabado con la mutilación genital femenina”, las mujeres depositaron sus cuchillos y hojas de afeitar sobre una tela bordada con conchas de cauri, renunciando a la práctica que había sido una parte integral de sus vidas y comunidades.

Para estas mujeres, la ceremonia representaba el fin de una tradición antigua, pero para Yassin Fatty, una de las participantes destacadas, no fue un adiós definitivo. Aunque la ceremonia se presentó como un acto de renuncia, Fatty continuó practicando la mutilación genital femenina en secreto.

La Vida de Yassin Fatty

Yassin Fatty, originaria de Bakadaji, un pueblo en el río Central de Gambia, ha sido una figura central en la práctica de la mutilación durante décadas. En su casa, rodeada de su familia, Fatty explicó que para ella, la mutilación no era solo una práctica cultural, sino una creencia profundamente arraigada. Aseguraba que la mutilación protegía la salud de las mujeres y preservaba su pureza, argumentos que muchos en la comunidad de Bakadaji compartían.

Fotografías de Kiana Hayeri

Fatty, cuya edad se refleja más en sus lóbulos de las orejas que en su piel, ha sido testigo de una tradición que se remonta a generaciones. Para ella, cortar a las niñas era una forma de seguir una tradición que había sido transmitida por sus ancestros.

La Ley y la Reacción Nacional

Gambia aprobó una ley que prohibía la mutilación genital femenina en 2015, pero la ley no se aplicó rigurosamente durante años. Muchos gambianos seguían apoyando la práctica y consideraban a las niñas no mutiladas como impuras. Cuando Fatty fue arrestada y condenada el año pasado por realizar mutilaciones, la reacción en el país fue inmediata. Un famoso imán abogó por la legalización de la mutilación genital, generando un movimiento nacional para revertir la ley.

La Lucha Contra la Mutilación

Momodou Keita, un destacado activista contra la mutilación genital femenina, ha estado en la primera línea de la lucha contra esta práctica. Conocido por su trabajo con el Comité de Gambia sobre Prácticas Tradicionales que Afectan a la Salud de las Mujeres y los Niños (GAMCOTRAP), Keita ha recorrido la región de Central Rivers para persuadir a las practicantes de que abandonen la mutilación. A lo largo de los años, ha ofrecido alternativas económicas a las cortadoras y ha documentado sus esfuerzos en una carpeta de cuero con fotos de las mujeres que ha convencido.

Aunque Keita y Fatty desarrollaron una amistad improbable, la situación se volvió tensa cuando Keita recibió información de que Fatty estaba planeando realizar mutilaciones en secreto. A pesar de sus advertencias, Fatty continuó la práctica, y el 16 de enero de 2023, Keita se encontró con la realidad dolorosa de que Fatty había realizado mutilaciones a dos niñas.

La Continuación de la Práctica

A pesar de los esfuerzos y el dinero invertido por agencias de la ONU y donantes internacionales para erradicar la mutilación genital femenina en Gambia, la práctica sigue siendo común. Aunque la ley prohíbe la mutilación desde 2015, las tasas de mutilación no han disminuido significativamente. Los expertos señalan que el cambio en las normas sociales es un proceso largo, y que la práctica sigue siendo una parte arraigada de la identidad y la cultura en muchas comunidades.

Consecuencias y Percepciones

Tras el arresto de Fatty, su familia enfrentó una gran presión. Aunque Fatty fue liberada bajo fianza, la situación generó una profunda división en la comunidad. Su hijo Abdou Cham y otros miembros de la familia ahora consideran a Keita como un traidor que, según ellos, no tenía interés genuino en proteger a las niñas y solo buscaba beneficios económicos.

El caso de Yassin Fatty continúa siendo un reflejo de las complejidades culturales y sociales en la lucha contra la mutilación genital femenina. Mientras que algunos ven a Fatty como una defensora de una tradición, otros la consideran un símbolo de una práctica que debe ser erradicada. En cualquier caso, su historia es un recordatorio de la lucha en curso para proteger los derechos y la salud de las mujeres en Gambia y más allá.

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