Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que interfieren con el sistema endocrino humano, con posibles efectos perjudiciales para la salud. Se han identificado más de 2,000 químicos con estas capacidades, aunque se cree que hay muchos más en nuestra vida diaria.
La exposición a estos compuestos puede comenzar incluso antes del nacimiento y se ha relacionado con una amplia gama de enfermedades, como cáncer, diabetes, obesidad y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Un estudio reciente ha sugerido que estos disruptores también pueden causar un adelanto en el inicio de la pubertad. Entre los químicos más comunes que actúan como disruptores endocrinos se encuentran el Bisfenol A (BPA), los ftalatos, los parabenos y los compuestos perfluorados (PFAS), estos últimos conocidos como "químicos eternos" debido a su persistencia tanto en el medio ambiente como en el cuerpo humano.
El mecanismo de acción de estos disruptores consiste en alterar la comunicación hormonal en el organismo, interferencia que afecta la síntesis, transporte y unión de hormonas a sus receptores, lo que puede influir en el crecimiento celular y la actividad hormonal. Los períodos de mayor vulnerabilidad incluyen la etapa prenatal, cuando los químicos pueden atravesar la placenta y afectar el desarrollo fetal, y la etapa prepuberal, donde se ha observado una tendencia hacia una pubertad más temprana posiblemente debido a la exposición a estos disruptores.
Estas sustancias pueden imitar, bloquear o alterar la función normal de las hormonas, lo que puede tener efectos perjudiciales en la salud. Están presentes en muchos productos de uso diario, alimentos y el medio ambiente. Aquí te doy algunos ejemplos clave de dónde se encuentran los disruptores endocrinos:
1. Plásticos:
- Bisfenol A (BPA): Se encuentra en plásticos duros, como botellas reutilizables, recipientes de comida y revestimientos de latas de alimentos.
- Ftalatos: Usados en plásticos flexibles como cortinas de baño, juguetes de plástico, y envases de alimentos. También están presentes en algunos productos de cuidado personal como perfumes, lociones y cosméticos.
2. Productos de cuidado personal:
- Parabenos: Conservantes usados en cosméticos, champús, lociones y otros productos de belleza. Pueden actuar como imitadores de estrógenos en el cuerpo.
- Triclosán: Un antimicrobiano presente en jabones antibacteriales, pasta de dientes y algunos productos de limpieza.
3. Pesticidas y herbicidas:
- DDT (prohibido en muchos países pero aún persistente en el medio ambiente) y otros pesticidas como el clorpirifós pueden actuar como disruptores endocrinos.
- Glifosato, un herbicida común, también ha sido señalado como un potencial disruptor endocrino.
4. Alimentos y envases:
- Residuos de pesticidas en frutas, verduras y productos agrícolas.
- Hormonas añadidas en la producción de carne y lácteos, como el estrógeno y testosterona, para estimular el crecimiento de los animales.
- Contaminantes industriales como los bifenilos policlorados (PCBs) y dioxinas, que pueden encontrarse en el pescado y otros alimentos contaminados.
5. Productos de limpieza y textiles:
- Perfluorooctanoico (PFOA) y perfluorooctanosulfonato (PFOS): Usados en revestimientos antiadherentes, como en sartenes de teflón, y textiles resistentes al agua. Estos químicos son disruptores endocrinos y pueden afectar la función tiroidea.
6. Metales pesados:
- Plomo, mercurio, y cadmio son metales pesados que pueden actuar como disruptores endocrinos y afectar el desarrollo y la función hormonal del cuerpo.
7. Fumigantes y contaminantes del aire:
- Algunas emisiones industriales y productos de combustión, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), también pueden alterar la función hormonal.
Uno de los estudios recientes publicados en la revista Endocrinology, identificó el almizcle ambrette como un agonista del receptor KISS1R, lo cual sugiere que este compuesto podría contribuir a una activación prematura del eje hormonal durante la pubertad. El almizcle ambrette mostró un EC50 de 21.94 μM en células hipotalámicas, apoyando los comentarios sobre la necesidad de más investigación en el tema.
En un análisis del banco de compuestos Tox21 10K, que contiene 10,000 compuestos, se identificaron varios agonistas capaces de activar los receptores GnRHR y KISS1R. Esto implica que ciertos compuestos en el medio ambiente podrían influir en el inicio de la pubertad, reafirmando la necesidad de abordar estos químicos en la regulación de exposiciones ambientales.
La comunidad científica insiste en la necesidad de políticas para reducir o eliminar la presencia de disruptores endocrinos en la fabricación y procesamiento de productos. Un cambio solo basado en el comportamiento individual no es suficiente; se requieren medidas más extensivas para proteger a la población general. La recomendación incluye un etiquetado más claro en los productos, para ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas respecto a su exposición.
En conclusión, la investigación continuada sobre el impacto de múltiples disruptores endocrinos es crucial para entender mejor y mitigar los riesgos asociados con estos compuestos. Las políticas que limiten su presencia en productos cotidianos podrían ser un paso significativo hacia una mejora en la salud pública. El almizcle ambrette, una fragancia que se utiliza en productos cosméticos y de higiene personal, ha sido identificado como capaz de afectar la actividad hormonal, demostrando la diversidad de fuentes de exposición a estos químicos.