El anuncio de Donald Trump sobre la imposición de nuevos aranceles ha generado tensiones significativas en la economía global. Las tarifas impuestas oscilan entre el 10% y el 50%, afectando a varios de los principales socios comerciales de Estados Unidos. En particular, China enfrentará un arancel del 34% adicional, mientras que el Reino Unido se enfrenta a un 10% en sus exportaciones hacia el mercado estadounidense.
La Unión Europea también sufrirá las consecuencias, con un arancel del 20% en sus exportaciones, lo que se traduce en una posible disminución del crecimiento regional del 0.25%. En comparación, China verá una contracción del 0.75% en su crecimiento económico y el Reino Unido, ya bajo presión económica, experimentará un impacto del 0.1%. Por otro lado, países del sur global como Camboya, Laos y Vietnam se enfrentarán a aranceles del 49%, 48% y 46% respectivamente, lo que agrava la situación para estas economías emergentes.
En respuesta a estas políticas, China contraatacó con la imposición de un arancel del 34% sobre todas las importaciones provenientes de Estados Unidos, lo que ha precipitado una caída en los mercados internacionales. Se esperaba que el dólar se fortaleciera debido a estas medidas, pero contrariamente se ha debilitado, lo que podría incrementar la inflación interna dentro de Estados Unidos.
El impacto de estas tensiones arancelarias va más allá de las relaciones bilaterales y afecta las proyecciones económicas a nivel mundial. Según estimaciones, estas medidas de Trump reducirán el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) global por debajo del 2% en 2025, un nivel no visto desde la crisis financiera de 2008, excluyendo el período de la pandemia. En 2024, el crecimiento global fue del 3.2%, marcando un retroceso significativo si se confirman las proyecciones.
Economistas han planteado sus preocupaciones sobre las implicaciones de este escenario. Jordi Gual, ex presidente de CaixaBank, advirtió que la situación actual representa un retroceso hacia niveles económicos no registrados desde la Gran Depresión de la década de 1930. Por su parte, Gerard Lyons, economista jefe de Netwealth, describió que las medidas arancelarias limitan severamente la capacidad de la política monetaria para actuar como amortiguador frente al aumento de los precios.
En el escenario del comercio global, aunque Estados Unidos sigue siendo la economía más grande del mundo, vale la pena señalar que el comercio representa una relativamente pequeña proporción de su economía, que asciende a 30 billones de dólares. Aproximadamente el 80% del comercio global de bienes no involucra directamente a Estados Unidos. Sin embargo, estas políticas podrían tener efectos secundarios significativos en una economía internacional interconectada.
Las medidas anunciadas se perciben como un intento de proteger sectores específicos de la economía estadounidense, pero implican consecuencias importantes en los mercados de divisas y la estabilidad global. Las relaciones comerciales entre los principales actores mundiales están siendo sometidas a prueba en un contexto de creciente incertidumbre.
A pesar del impacto generalizado de las políticas arancelarias de Estados Unidos, el comercio global de bienes no involucrado directamente con el país representa el 80% del total, subrayando una interdependencia económica mucho más diversa y compleja.