Salud

Estudios Revelan Conexión Entre Esguinces de Tobillo y Cambios en la Función Cerebral

Investigaciones recientes indican que los esguinces de tobillo pueden llevar a alteraciones en la función cerebral, afectando la percepción del dolor y el movimiento. Estos hallazgos subrayan la necesidad de un enfoque integral en el tratamiento y prevención de lesiones.

Salud

Estudios Revelan Conexión Entre Esguinces de Tobillo y Cambios en la Función Cerebral

Investigaciones recientes indican que los esguinces de tobillo pueden llevar a alteraciones en la función cerebral, afectando la percepción del dolor y el movimiento. Estos hallazgos subrayan la necesidad de un enfoque integral en el tratamiento y prevención de lesiones.

"La capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse es clave para entender las consecuencias de los esguinces de tobillo"

- Afirma la estudiante de doctorado Ashley Marchant.

29/9/2024

Un nuevo estudio ha demostrado que los esguinces de tobillo pueden ocasionar no solo daño físico en el área afectada sino también alteraciones en cómo el cerebro percibe el dolor y el movimiento. Esta relación se atribuye a la plasticidad del cerebro, su capacidad inherente para adaptarse y reorganizarse.

El grado de precisión en la percepción del movimiento mejora cuando la carga sobre la extremidad inferior se acerca a la gravedad normal de la Tierra, según la investigación encabezada por la estudiante de doctorado Ashley Marchant. En contraste, cargas musculares más bajas reducen la precisión en la detección del movimiento.

Para los atletas, el riesgo de sufrir una nueva lesión tras un esguince de tobillo es considerablemente alto. Las cifras muestran que su probabilidad de relesionarse es de 2 a 8 veces mayor en comparación con aquellos que no han tenido una lesión previa.

El estudio subraya la importancia de las señales sensoriales en el control del movimiento. Los nervios sensoriales, aquellos que envían información al cerebro, superan a los nervios motores en una proporción aproximada de 10 a 1. Durante los últimos 20 años, los investigadores han desarrollado herramientas para evaluar la calidad de estas entradas sensoriales al cerebro, fundamentales para la percepción del movimiento.

La capacidad de recoger información sobre el movimiento se mide a través de tres sistemas principales: el sistema vestibular que incluye los órganos de equilibrio en el oído interno; el sistema visual, que considera las respuestas de la pupila a los cambios de intensidad luminosa; y el sistema de percepción de la posición, basado en los sensores de los músculos y la piel del tobillo y el pie.

Los astronautas proporcionan un caso extremo para estudiar estos efectos. En un entorno de microgravedad, experimentan una disminución en la señal sensorial de sus piernas, lo que provoca una rápida desactivación de las conexiones de control del movimiento en el cerebro, aumentando su riesgo de caer y lesionarse al volver a la Tierra.

Las lesiones que resultan en una cojera también pueden provocar cambios a largo plazo en el control del movimiento. La información alterada que recibe el cerebro puede llevar a modificaciones persistentes que no se revierten incluso después de la curación de la lesión.

Para los adultos mayores, un desempeño deficiente en pruebas de percepción sensorial puede predecir caídas futuras. Por lo tanto, mantener la actividad física es crucial para preservar las conexiones cerebrales relacionadas con la percepción del movimiento.

Un enfoque emergente en la salud, conocido como "salud de precisión", combina nuevas tecnologías e inteligencia artificial para personalizar los tratamientos basados en factores individuales. Este enfoque tiene como objetivo mejorar la rehabilitación y entrenamiento de atletas y astronautas, así como prevenir caídas en adultos mayores.

Estos hallazgos ponen de manifiesto la compleja interacción entre las lesiones físicas y las respuestas neurológicas, indicando la necesidad de un enfoque integral en el tratamiento y prevención de lesiones.

Algo Curioso

"La capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse es clave para entender las consecuencias de los esguinces de tobillo"

- Afirma la estudiante de doctorado Ashley Marchant.

Sep 29, 2024
Colglobal News

Un nuevo estudio ha demostrado que los esguinces de tobillo pueden ocasionar no solo daño físico en el área afectada sino también alteraciones en cómo el cerebro percibe el dolor y el movimiento. Esta relación se atribuye a la plasticidad del cerebro, su capacidad inherente para adaptarse y reorganizarse.

El grado de precisión en la percepción del movimiento mejora cuando la carga sobre la extremidad inferior se acerca a la gravedad normal de la Tierra, según la investigación encabezada por la estudiante de doctorado Ashley Marchant. En contraste, cargas musculares más bajas reducen la precisión en la detección del movimiento.

Para los atletas, el riesgo de sufrir una nueva lesión tras un esguince de tobillo es considerablemente alto. Las cifras muestran que su probabilidad de relesionarse es de 2 a 8 veces mayor en comparación con aquellos que no han tenido una lesión previa.

El estudio subraya la importancia de las señales sensoriales en el control del movimiento. Los nervios sensoriales, aquellos que envían información al cerebro, superan a los nervios motores en una proporción aproximada de 10 a 1. Durante los últimos 20 años, los investigadores han desarrollado herramientas para evaluar la calidad de estas entradas sensoriales al cerebro, fundamentales para la percepción del movimiento.

La capacidad de recoger información sobre el movimiento se mide a través de tres sistemas principales: el sistema vestibular que incluye los órganos de equilibrio en el oído interno; el sistema visual, que considera las respuestas de la pupila a los cambios de intensidad luminosa; y el sistema de percepción de la posición, basado en los sensores de los músculos y la piel del tobillo y el pie.

Los astronautas proporcionan un caso extremo para estudiar estos efectos. En un entorno de microgravedad, experimentan una disminución en la señal sensorial de sus piernas, lo que provoca una rápida desactivación de las conexiones de control del movimiento en el cerebro, aumentando su riesgo de caer y lesionarse al volver a la Tierra.

Las lesiones que resultan en una cojera también pueden provocar cambios a largo plazo en el control del movimiento. La información alterada que recibe el cerebro puede llevar a modificaciones persistentes que no se revierten incluso después de la curación de la lesión.

Para los adultos mayores, un desempeño deficiente en pruebas de percepción sensorial puede predecir caídas futuras. Por lo tanto, mantener la actividad física es crucial para preservar las conexiones cerebrales relacionadas con la percepción del movimiento.

Un enfoque emergente en la salud, conocido como "salud de precisión", combina nuevas tecnologías e inteligencia artificial para personalizar los tratamientos basados en factores individuales. Este enfoque tiene como objetivo mejorar la rehabilitación y entrenamiento de atletas y astronautas, así como prevenir caídas en adultos mayores.

Estos hallazgos ponen de manifiesto la compleja interacción entre las lesiones físicas y las respuestas neurológicas, indicando la necesidad de un enfoque integral en el tratamiento y prevención de lesiones.

Un nuevo estudio ha demostrado que los esguinces de tobillo pueden ocasionar no solo daño físico en el área afectada sino también alteraciones en cómo el cerebro percibe el dolor y el movimiento. Esta relación se atribuye a la plasticidad del cerebro, su capacidad inherente para adaptarse y reorganizarse.

El grado de precisión en la percepción del movimiento mejora cuando la carga sobre la extremidad inferior se acerca a la gravedad normal de la Tierra, según la investigación encabezada por la estudiante de doctorado Ashley Marchant. En contraste, cargas musculares más bajas reducen la precisión en la detección del movimiento.

Para los atletas, el riesgo de sufrir una nueva lesión tras un esguince de tobillo es considerablemente alto. Las cifras muestran que su probabilidad de relesionarse es de 2 a 8 veces mayor en comparación con aquellos que no han tenido una lesión previa.

El estudio subraya la importancia de las señales sensoriales en el control del movimiento. Los nervios sensoriales, aquellos que envían información al cerebro, superan a los nervios motores en una proporción aproximada de 10 a 1. Durante los últimos 20 años, los investigadores han desarrollado herramientas para evaluar la calidad de estas entradas sensoriales al cerebro, fundamentales para la percepción del movimiento.

La capacidad de recoger información sobre el movimiento se mide a través de tres sistemas principales: el sistema vestibular que incluye los órganos de equilibrio en el oído interno; el sistema visual, que considera las respuestas de la pupila a los cambios de intensidad luminosa; y el sistema de percepción de la posición, basado en los sensores de los músculos y la piel del tobillo y el pie.

Los astronautas proporcionan un caso extremo para estudiar estos efectos. En un entorno de microgravedad, experimentan una disminución en la señal sensorial de sus piernas, lo que provoca una rápida desactivación de las conexiones de control del movimiento en el cerebro, aumentando su riesgo de caer y lesionarse al volver a la Tierra.

Las lesiones que resultan en una cojera también pueden provocar cambios a largo plazo en el control del movimiento. La información alterada que recibe el cerebro puede llevar a modificaciones persistentes que no se revierten incluso después de la curación de la lesión.

Para los adultos mayores, un desempeño deficiente en pruebas de percepción sensorial puede predecir caídas futuras. Por lo tanto, mantener la actividad física es crucial para preservar las conexiones cerebrales relacionadas con la percepción del movimiento.

Un enfoque emergente en la salud, conocido como "salud de precisión", combina nuevas tecnologías e inteligencia artificial para personalizar los tratamientos basados en factores individuales. Este enfoque tiene como objetivo mejorar la rehabilitación y entrenamiento de atletas y astronautas, así como prevenir caídas en adultos mayores.

Estos hallazgos ponen de manifiesto la compleja interacción entre las lesiones físicas y las respuestas neurológicas, indicando la necesidad de un enfoque integral en el tratamiento y prevención de lesiones.

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