Jaguar Land Rover (JLR), la icónica compañía automotriz británica, ha tomado la decisión de suspender los envíos de vehículos desde sus plantas en el Reino Unido al mercado estadounidense durante el mes de abril de 2025. Este movimiento se produce como una respuesta directa a la aplicación de un arancel del 25% sobre automóviles y camionetas ligeras importadas, promulgado por la administración del presidente Donald Trump el pasado 3 de abril.
La medida busca mitigar el impacto financiero sobre JLR, empresa que vende alrededor de 400,000 vehículos anualmente, de los cuales el 25% corresponde al mercado estadounidense. Modelos emblemáticos como el Range Rover Sport y el Defender representan una parte significativa de la estrategia de la compañía en Estados Unidos, el segundo mayor mercado para las exportaciones británicas de automóviles, con una participación cercana al 20% del total. La pausa en los envíos es considerada como una solución temporal mientras JLR evalúa alternativas para ajustarse a las nuevas condiciones comerciales.
Según cálculos de la propia empresa, los concesionarios estadounidenses cuentan con suficiente inventario de vehículos provenientes del Reino Unido para cubrir la demanda durante los próximos meses. Se estima que el transporte marítimo entre ambos países toma aproximadamente 21 días, lo que ha permitido a JLR anticipar esta pausa sin afectar inmediatamente la disponibilidad de unidades en el territorio estadounidense. No obstante, los vehículos no despachados hacia Estados Unidos quedarán sujetos a los nuevos aranceles si finalmente son enviados.
El reciente arancel de 25% también ha puesto en tela de juicio la estabilidad de la industria automotriz británica, que da empleo a aproximadamente 200,000 personas. Según predicciones de organizaciones como la Society of Motor Manufacturers and Traders (SMMT), la imposición podría poner en peligro hasta 25,000 empleos directos en la producción automotriz, dada la caída esperada de las exportaciones a Estados Unidos. Además, el impacto económico podría agravarse si no se llegan a nuevos acuerdos comerciales bilaterales entre ambos países.
Al margen de la industria automotriz directamente afectada, la situación ya ha generado repercusiones en los mercados bursátiles. El índice británico FTSE 100 sufrió un retroceso del 4.9% en un día, un desplome no visto desde la pandemia de COVID-19, reflejando la incertidumbre generada por estas medidas proteccionistas. La búsqueda por parte del gobierno británico de un acuerdo comercial para aliviar las tensiones económicas no ha mostrado aún avances relevantes, escalando las preocupaciones sobre el futuro de sectores clave para la economía del Reino Unido.
Mientras tanto, JLR considera la suspensión de envíos como una medida provisional y se comprometió a presentar planes a mediano y largo plazo para responder a las condiciones comerciales actuales. Entre las alternativas estudiadas podría estar el traslado parcial de producción a otras ubicaciones que no estén vinculadas directamente con estos nuevos aranceles.
La suspensión de envíos marca un antes y un después en las relaciones comerciales entre el Reino Unido y Estados Unidos dentro del sector automotriz. Si no se encuentra una solución pronto, miles de empleos en ambos lados del Atlántico y la balanza de exportaciones británica seguirán bajo presión. La incertidumbre generada también podría tener un efecto colateral en la percepción global de inversiones futuras en el Reino Unido, dada su alta exposición a las políticas comerciales de sus principales mercados.
Los automóviles fabricados en el Reino Unido han sido durante décadas un icono de lujo y calidad, especialmente en el mercado estadounidense, donde los modelos Range Rover y Jaguar, incluso usados, son altamente codiciados por coleccionistas y entusiastas.