El reciente estudio, publicado en la revista Nature Mental Health, analizó exhaustivamente los datos de aproximadamente 300,000 personas del UK Biobank para determinar la influencia de los hábitos saludables en la prevención de la depresión. Los investigadores identificaron siete hábitos clave que, mantenidos de manera consistente, pueden reducir el riesgo de esta condición mental.
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Los hábitos saludables analizados incluyen seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física regularmente, no fumar, consumir alcohol de forma moderada, mantener conexiones sociales frecuentes, dormir entre siete y nueve horas por noche y limitar el comportamiento sedentario. Los efectos porcentuales de cada hábito en la reducción del riesgo de depresión son notables: una dieta saludable lo reduce en un 6%, la actividad física regular en un 14%, no fumar en un 20%, el consumo moderado de alcohol en un 11%, las conexiones sociales frecuentes en un 18%, dormir adecuadamente en un 22% y reducir la conducta sedentaria en un 13%.
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Para confirmar el vínculo causal entre el estilo de vida y la depresión, los investigadores emplearon un enfoque de aleatorización mendeliana, lo cual demostró que los hábitos de vida son más determinantes que los factores genéticos en el riesgo de depresión. Los participantes fueron divididos en tres grupos en función de sus hábitos: desfavorable (0-1 hábitos), intermedio (2-4 hábitos) y favorable (5-7 hábitos). Aquellos en el grupo desfavorable presentaron el mayor riesgo de desarrollar depresión, mientras que los del grupo intermedio tuvieron un 41% menos de probabilidades, y los del grupo favorable un 57% menos.
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Adicionalmente, el estudio exploró los mecanismos neurobiológicos subyacentes a la asociación entre el estilo de vida y la depresión. Se sugirió que factores como la actividad física pueden influir positivamente en la función del hipocampo, una región cerebral implicada en la regulación del estado de ánimo, y que el comportamiento sedentario puede aumentar el riesgo de depresión al suprimir las respuestas celulares adaptativas al estrés.
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Este amplio conjunto de datos y análisis reafirma la importancia de implementar y mantener hábitos de vida saludables como una intervención eficaz para la prevención de la depresión, independientemente del riesgo genético al que una persona esté predispuesta.