Los osos polares, símbolos emblemáticos de los impactos del cambio climático, enfrentan una creciente lucha por la supervivencia a medida que el hielo marino del Ártico se reduce, limitando sus plataformas de caza tradicionales para focas, su principal fuente de alimento. Investigaciones recientes han puesto de manifiesto la grave situación de estos mamíferos, que se ven obligados a pasar más tiempo en tierra firme, donde las fuentes de alimento rico en calorías son mucho menos accesibles. Un estudio realizado en la Bahía de Hudson, donde el período libre de hielo ha aumentado aproximadamente tres semanas desde 1979, intentó determinar si los osos polares pueden mantener su característico aspecto robusto adaptándose a dietas alternativas en tierra. Sin embargo, los resultados indican que, independientemente de sus esfuerzos por aumentar de peso, la mayoría de los osos están perdiendo kilos.
Los investigadores observaron que algunos osos encuentran una cantidad considerable de alimentos, como bayas, huevos, aves marinas e incluso astas de caribú, pero el esfuerzo requerido para consumir estos alimentos es tan grande que terminan perdiendo peso. Otros osos entran en una fase de semi-hibernación, reduciendo sus actividades, pero igualmente pierden peso. El estudio, liderado por Anthony Pagano, biólogo de la US Geological Survey, monitoreó la ingesta calórica, el uso de energía y la respiración de 20 osos polares en estado salvaje, encontrando que 19 de ellos perdieron un promedio de 21 kilogramos en solo tres semanas.