En un cambio significativo en su política energética, China ha autorizado únicamente 9 gigavatios (GW) de nuevos proyectos de centrales eléctricas a carbón en la primera mitad de 2024, lo que representa una disminución del 83% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este cambio se produce en un contexto donde la adopción de energías renovables ha crecido notablemente, permitiendo que estas fuentes ecológicas satisfagan la creciente demanda eléctrica del país.
A pesar de esta reducción en nuevos permisos, las reservas de carbón en China siguen siendo elevadas. Los permisos anuales para nuevas centrales de carbón superaron los 100 GW tanto en 2022 como en 2023. Durante el primer semestre de 2024, en el país se estaban construyendo más de 41 GW de centrales de carbón, lo cual constituye más del 90% de la capacidad de carbón en construcción a nivel mundial.
Christine Shearer, analista de investigación de Global Energy Monitor (GEM), ha señalado que, dado que las energías renovables están en condiciones de satisfacer la demanda eléctrica, China debería considerar la clausura de sus centrales de carbón existentes. No obstante, el país continúa expandiendo su infraestructura de carbón, que ya es la más grande del mundo, como respaldo a su creciente capacidad de energías renovables, las cuales son intermitentes.
Greenpeace Asia Oriental ha expresado preocupaciones sobre si esta disminución en los permisos es temporal o si representa un cambio significativo en la transición energética de China, donde el carbón se está volviendo menos práctico. En las instalaciones de minería y generación de energía, se están acumulando grandes cantidades de carbón, sugiriendo una posible transición energética que no se está gestionando adecuadamente.
En resumen, aunque hay una reducción considerable en los nuevos permisos para centrales de carbón, la construcción de estas instalaciones sigue siendo alta, lo que plantea desafíos para los objetivos climáticos de China. Este escenario genera incertidumbre sobre el futuro de las políticas energéticas del país y su impacto en el medio ambiente global. China posee la infraestructura de carbón más grande del mundo, la cual se utiliza para respaldar la capacidad intermitente de sus energías renovables.