China ha tomado la decisión de finalizar su programa de adopciones internacionales, permitiendo únicamente que los familiares de sangre adopten a niños chinos. Mao Ning, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, anunció esta medida y señaló que la decisión se ajusta a las convenciones internacionales relevantes, aunque no ofreció una explicación detallada del cambio de política.
‍

Desde la formalización de las adopciones internacionales en la década de 1990, al menos 150,000 niños chinos han sido adoptados por familias extranjeras. Estados Unidos ha sido el principal destino, con más de 82,000 adopciones de niños chinos.
‍

La decisión ha generado incertidumbre entre cientos de familias estadounidenses que estaban en proceso de adopción. En respuesta, el Departamento de Estado de EE. UU. ha expresado su simpatía y está buscando aclaraciones por escrito del Ministerio de Asuntos Civiles de China para entender mejor las implicaciones de esta nueva política.
‍

Las adopciones internacionales habían sido suspendidas desde 2020 debido a la pandemia de COVID-19. Aunque China reanudó algunas adopciones para niños con autorización de viaje previa, solo se emitieron 16 visas entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, marcando la primera emisión en más de dos años.
‍

El contexto demográfico de China tiene un impacto significativo en esta decisión. La política del hijo único, implementada en 1979, resultó en un notable aumento en el abandono de niños, especialmente niñas. En 2023, el número de recién nacidos en China se redujo a 9.02 millones y la población total del país disminuyó por segundo año consecutivo. En un intento por revertir esta tendencia, el gobierno ha implementado varias medidas para fomentar la natalidad, incluyendo la eliminación de la política del hijo único en 2016 y la introducción de incentivos para las familias.
‍

Las reacciones a la decisión han sido mixtas en las redes sociales. Algunos adoptantes actuales y potenciales expresaron su preocupación por las oportunidades perdidas para que los adoptados se reconecten con sus familias biológicas. Grupos como el Nanchang Project han calificado esta decisión como el "fin de una era", aunque ya se había observado una disminución en el número de adopciones antes de la pausa inducida por la pandemia.
‍

Las políticas de adopción de China han enfrentado críticas en el pasado, especialmente en relación con el tráfico de niños y la falta de transparencia en los procesos de adopción. La política del hijo único, que estuvo vigente durante décadas en China, tuvo un impacto significativo en las tasas de abandono infantil, particularmente entre las niñas, lo que llevó a un aumento considerable en las adopciones internacionales.