En un movimiento que subraya la importancia geopolítica del Canal de Panamá, la administración del expresidente de Estados Unidos Donald Trump ha solicitado al Departamento de Defensa generar "opciones militares creíbles" con el objetivo de garantizar el acceso sin restricciones al canal. Esta solicitud, que forma parte de un memorando estratégico denominado "Guía Estratégica de Defensa Nacional Provisional", coloca al canal como un elemento clave para la seguridad y el comercio nacional de Estados Unidos.
El Canal de Panamá, una vía interoceánica considerada crítica para el comercio global, fue devuelto a Panamá en 1999 tras casi un siglo de control estadounidense. En un discurso reciente ante el Congreso, Trump hizo una referencia directa a "recuperar" el control sobre la infraestructura, con énfasis en su relevancia militar y económica.
Entre las opciones militares propuestas destacan: un aumento del actual contingente de 200 tropas estadounidenses estacionadas en Panamá, una colaboración más estrecha con las fuerzas de seguridad locales, planes para reforzar la seguridad de puertos existentes o construir nuevos, y la posibilidad de utilizar el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU. para operar las esclusas del canal en caso de necesidad. Aunque se catalogó como una "opción menos probable", se mencionó el uso de fuerza para tomar el control total del canal, condicionado al nivel de cooperación mostrado por las autoridades panameñas.
El plan también responde a una creciente preocupación en Washington por la influencia china en la región. La administración Trump teme que dicha influencia pueda amenazar el tránsito marítimo, especialmente en contextos de conflicto internacional. Según informes, la influencia económica de China en Panamá se ha incrementado, lo que ha llevado a que Washington intensifique su interés estratégico sobre el canal y sus alrededores.
En el ámbito comercial, destaca una importante transacción reciente: la firma estadounidense BlackRock adquirió el 90% de participación en la Panama Ports Company, empresa responsable de las operaciones portuarias en Balboa y Cristóbal, por un monto de 22,800 millones de dólares. Esta compra refuerza la presencia económica de Estados Unidos en Panamá, en paralelo con las preocupaciones militares y estratégicas.
Por su parte, el Gobierno panameño se ha pronunciado en defensa de su soberanía. Javier Martínez-Acha, canciller del país, reafirmó que el control del canal seguirá siendo de los panameños. Además, subrayó que no existe ninguna amenaza que justifique movimientos militares de esta naturaleza y recalcó que cualquier decisión en esta línea debe ser acordada bajo la autoridad del presidente de Panamá.
Para reforzar las conversaciones relacionadas a estas estrategias, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha programado una visita oficial a Panamá el próximo mes. Su viaje podría ser clave en las negociaciones sobre una mayor colaboración entre ambos países.
En cuanto al enfoque interno de EE.UU., el memorando estratégico del Pentágono señala que una de sus principales misiones es asegurar las fronteras y prevenir amenazas externas, incluidas actividades delictivas transnacionales y migraciones masivas ilegales. Este contexto amplía la relevancia de un control efectivo sobre el Canal de Panamá para los planes de seguridad nacional estadounidense.
El Canal de Panamá, inaugurado en 1914, representa el 6% del comercio marítimo mundial, consolidándose como uno de los puntos neurálgicos más importantes de las rutas comerciales globales.