Tesla Inc. atraviesa uno de los momentos más críticos en su desempeño bursátil y comercial. Este viernes, sus acciones cayeron un 4,6% a las 11:53, eliminando prácticamente los 700 mil millones de dólares obtenidos en valorización tras las elecciones del 5 de noviembre. Este desplome refleja la creciente inquietud de los inversores debido a una disminución considerable en su negocio principal: la venta de automóviles.
Por primera vez en una década, las ventas de Tesla experimentaron una caída en enero, problemática que continuó en febrero con una caída del 49,2% en los envíos de vehículos fabricados en China. En Alemania, las ventas disminuyeron un 76,3% en comparación con meses anteriores. Además, Tesla enfrenta una pérdida notable de cuota de mercado en regiones estratégicas como Europa y China, dos de sus principales consideraciones para la expansión global de vehículos eléctricos.
El panorama se agrava con la percepción de que la relación de su CEO, Elon Musk, con el expresidente estadounidense Donald Trump, que inicialmente generó impulso en los valores de la compañía, ahora constituye una posible distracción de sus responsabilidades como líder.
Por su parte, los expertos en análisis financiero han comenzado a ajustar sus expectativas. John Murphy, analista de Bank of America, redujo el precio objetivo de las acciones de Tesla de 490 a 380 dólares, citando que la preocupación por las ventas de autos nuevos y la falta de anuncios sobre un modelo más accesible son factores clave. Desde su máximo en 2024, las acciones de Tesla han registrado una disminución del 40%, mientras el mercado sigue temiendo mayores retrocesos.
En términos de valoración, las acciones de Tesla se encuentran en una zona de sobreventa. A pesar de que este escenario podría facilitar algún rebote en el corto plazo, el malestar persiste debido a que la compañía cotiza 88 veces los beneficios futuros, en comparación con las 21 veces del índice S&P 500. Esta discrepancia genera dudas significativas sobre la rentabilidad a largo plazo de la empresa.
El contexto para Tesla es desafiante, no solo por sus problemas internos, sino también por un entorno más amplio de mercado. Desde su punto máximo, el índice S&P 500 ha retrocedido más del 7%, intensificando aún más las preocupaciones sobre el rendimiento financiero global y la competitividad en el sector automotriz.
El modelo de negocio de Tesla sigue siendo único en muchas formas, pero esta es la primera vez en una década que sus ventas muestran un retroceso, marcando un cambio significativo en la historia de la compañía.