La adquisición del 90% de Panama Ports Company (PPC) por parte de BlackRock y Terminal Investment Limited (TiL) ya es oficial. Ambos gigantes, asociados en un consorcio, han cerrado el acuerdo por un valor estimado de 22.800 millones de dólares. El PPC es responsable de operar y administrar los puertos de Balboa, situado en el litoral Pacífico, y Cristóbal, ubicado en la costa del Atlántico, ambos claves en cada extremo del estratégico Canal de Panamá.
La adquisición implica un nuevo enfoque en la administración de estos puertos, actualmente bajo el control de CK Hutchison Holdings, una empresa de Hong Kong que hasta ahora ha gestionado sus operaciones. CK Hutchison, que posee 43 puertos en 23 países, se espera que reciba 19.000 millones de dólares en efectivo provenientes de esta transacción, lo que subraya su magnitud dentro del sector portuario global.
El contexto político no ha sido ajeno a este acuerdo. La operación se da en un marco de controversias diplomáticas y declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump, quien ha señalado su preocupación por la influencia china a través de CK Hutchison en una región tan crucial como el Canal de Panamá. Trump, además, abogó por que Estados Unidos recupere el control del canal, un control que cedieron a Panamá en 1999 después de más de ocho décadas.
Por otro lado, la Corte Suprema de Justicia de Panamá está revisando la constitucionalidad del contrato de concesión otorgado originalmente a PPC, lo que crea incertidumbre en torno a las implicaciones legales de esta compraventa. Asimismo, la Contraloría General del país está llevando a cabo una auditoría financiera a PPC, lo que podría influir en el curso futuro del acuerdo.
El Canal de Panamá, un pilar del comercio marítimo mundial, maneja el tránsito de aproximadamente 10.000 mercantes al año, con un volumen de carga acumulado de 600 millones de toneladas desde 2020 hasta 2023. Por su ubicación estratégica, los puertos de Balboa y Cristóbal son esenciales para la economía global y para el comercio entre continentes.
Ante estas situaciones, el presidente panameño, José Raúl Mulino, ha afirmado categóricamente que la integración financiera y operativa de estas terminales no afecta la soberanía panameña ni el control sobre el canal. “El canal es y seguirá siendo panameño”, aseguró Mulino al restar importancia a las afirmaciones de Trump y asegurar que la transacción no está vinculada con estos enfrentamientos políticos.
Este acuerdo representa una reorganización en la administración de uno de los más importantes puntos de tránsito marítimo del mundo y podría redefinir las relaciones comerciales y estratégicas en el área, especialmente en el contexto de las tensiones crecientes entre Estados Unidos y China.
El Canal de Panamá administra un tránsito anual de 10.000 embarcaciones, conectando 140 rutas marítimas y vinculando más de 1.700 puertos de 160 países. Es una de las infraestructuras más significativas para el comercio global.