Blas Omar Jaime, un argentino de 89 años, ha emergido como un símbolo de resistencia cultural al dedicar casi dos décadas de su vida a resucitar el chaná, una lengua indígena que se creía extinta. Su viaje comenzó en su infancia, bajo la tutela de su madre, Ederlinda Miguelina Yelón, quien le enseñó el chaná, una lengua caracterizada por sus sonidos guturales y su expresión con movimientos mínimos de labios y lengua. Esta lengua es herencia del pueblo chaná, nativos de Argentina y Uruguay, cuya historia y cultura están profundamente vinculadas al río Paraná.
La decisión de Jaime de llevar a cabo esta misión se fortaleció tras su jubilación, al darse cuenta de que, aparte de él, nadie más parecía hablar chaná, una lengua que los académicos habían declarado extinta. Esta revelación lo impulsó a iniciar un proyecto de preservación lingüística, convirtiéndose en una figura clave para la UNESCO y para la comunidad indígena de Argentina. Su colaboración con lingüistas ha dado como resultado un diccionario de chaná con aproximadamente 1000 palabras, un recurso invaluable para la preservación de la lengua y la cultura chaná.

Jaime ha alcanzado reconocimiento no solo por su labor lingüística, sino también por su participación en documentales, charlas TED, y otros proyectos que buscan destacar la importancia de la lengua y la cultura chaná. Su voz, literal y figurativamente, ha resonado en el corazón de Buenos Aires, formando parte de un proyecto artístico que honra la historia indígena de Argentina. Este esfuerzo ha inspirado a muchos argentinos de ascendencia indígena a reconectar con sus raíces y ha contribuido a un diálogo nacional sobre la historia de colonización y la negación de lo indígena en el país.