El 14 de marzo de 2025, en el marco del 68.º período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes (CND) de las Naciones Unidas, la propuesta de Colombia para reformar las políticas globales contra las drogas obtuvo el respaldo mayoritario de los miembros de la comisión. Esta resolución, presentada por Colombia, fue aprobada con 30 votos a favor, 3 en contra y 18 abstenciones de un total de 53 Estados miembros que conforman la CND.
La resolución tiene como principal objetivo formar un panel de expertos independientes que analizará el régimen global actual de drogas y formulará sugerencias específicas para mejorar su efectividad. Este panel buscará impulsar un enfoque más inclusivo y representativo, criticando las políticas anti-narcotráfico tradicionales que, según diversos análisis, han demostrado ser ineficaces y desproporcionadas.
Durante la sesión, Laura Gil, embajadora de Colombia en Viena, argumentó que su país ha llevado la mayor carga en la lucha contra las drogas y subrayó la imperiosa necesidad de cambiar las estrategias globales, una opinión respaldada por 61 países que apoyaron la declaración de la propuesta en una declaración conjunta. Según cifras de la ONU, 292 millones de personas en todo el mundo consumieron drogas ilícitas en el último año, de las cuales aproximadamente 23 millones usaron cocaína. A pesar de ser responsable del 70 % de la producción mundial de cocaína, Colombia únicamente representa el 5 % del mercado global de drogas, lo cual ilustra las profundas desigualdades en el impacto del contexto internacional del narcotráfico.
La creación del panel de expertos es un avance significativo, pues refleja un consenso emergente alrededor de la necesidad de abordar el narcotráfico desde una perspectiva más global y colaborativa, al mismo tiempo que se reevalúan los métodos empleados hasta ahora. Este resultado, considerado un logro diplomático para Colombia, pone en el foco internacional la necesidad de fortalecer estrategias que propicien una cooperación más sólida entre las naciones.
El resultado de la votación demuestra el interés de los Estados miembros por buscar alternativas eficaces a las actuales políticas globales sobre drogas. Los países que se opusieron, sin embargo, manifestaron reservas sobre la posibilidad de que este nuevo enfoque comprometa las acciones de control ya establecidas. En cuanto a las abstenciones, reflejan quizás un signo de incertidumbre, pero abren la puerta para revisar sus posiciones en el futuro.
La propuesta colombiana también resalta el impacto que el narcotráfico tiene sobre las comunidades más afectadas por este fenómeno, como mayor violencia, muertes y desplazamientos, y acentúa la necesidad de cambiar las narrativas predominantes para llegar a soluciones sostenibles que beneficien a todos los involucrados. Aunque las tareas concretas del nuevo panel de expertos aún están por definirse, se espera que sus recomendaciones sean integradas en las próximas resoluciones de la ONU.
Este resultado ha sido calificado como un hito en la política internacional sobre drogas y un ejemplo de cómo un Estado puede liderar respuestas innovadoras ante crisis globales. La atención ahora se centra en la ejecución de los compromisos adoptados por la CND y en garantizar los recursos y la voluntad política para implementarlos.
Colombia produce el 70 % de la cocaína a nivel mundial, pero paradójicamente solo representa el 5 % del consumo en el mercado global, resaltando la disparidad entre producción y consumo.