La conversación entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, programada para el próximo martes, podría marcar un importante punto de inflexión en los esfuerzos internacionales por alcanzar una solución al conflicto en Ucrania, que lleva ya tres años desde la invasión inicial rusa. Según declaraciones del presidente Trump, el intercambio abordará temas cruciales como la división territorial y la administración de activos estratégicos, incluida la planta nuclear de Zaporizhzhia, que es la más grande de Europa y actualmente permanece bajo control ruso.
En preparación para esta llamada, el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, visitó Moscú recientemente para realizar negociaciones directas. Estos movimientos ocurren en el contexto de una guerra que, aunque no logró derrocar al gobierno ucraniano liderado por Volodymyr Zelenskyy, ha dejado a Rusia con control parcial de grandes áreas de las regiones de Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporizhzhia. Las discusiones buscarán definir un posible marco de reestructuración territorial.
Por su parte, Ucrania ha accedido a una pausa de 30 días en las hostilidades mientras se desarrollan las negociaciones, con la condición de que Rusia también mantenga el cese de fuego. No obstante, Vladimir Putin ha planteado términos que dificultan alcanzar un acuerdo definitivo, mientras que las tensiones en el terreno continúan con informes de combates en curso.
En paralelo, el apoyo internacional a Ucrania se mantiene firme. El Reino Unido ha confirmado la existencia de una "coalición de los dispuestos", compuesta por más de 30 países comprometidos a aportar respaldo militar en caso de alcanzar un acuerdo de paz. Este respaldo incluye capacidades específicas dependiendo de cada país miembro.
A nivel internacional, los aliados europeos han mostrado precaución ante la afinidad percibida entre Trump y Putin, especialmente en un momento donde Zelenskyy ha recibido críticas, incluyendo cuestionamientos tras visitas anteriores a la Casa Blanca. Sin embargo, la comunidad global también sigue con atención las implicaciones de las condiciones propuestas tanto por Moscú como por Kiev.
La relación entre Estados Unidos y Rusia atraviesa una etapa de amplia tensión debido a la escalada del conflicto. Este diálogo abordará de manera integral no solo la posibilidad de un cese definitivo del fuego, sino también la reestructuración administrativa y territorial en las áreas afectadas, lo cual incluye la gestión futura de activos como la central nuclear de Zaporizhzhia, cuya situación ha suscitado una profunda inquietud internacional.
La central nuclear de Zaporizhzhia, considerada la más grande de Europa, permanece bajo control ruso desde los primeros meses de la invasión y simboliza uno de los puntos más estratégicos y controvertidos del conflicto.