Un equipo de científicos dirigido por Kayla Goforth de la Universidad de Carolina del Norte ha dado un paso importante en el entendimiento de la navegación de las tortugas marinas. Sus hallazgos, publicados en la revista Nature, demuestran que estos reptiles marinos tienen la capacidad de aprender y recordar firmas magnéticas específicas asociadas a ubicaciones diferenciadas, lo que les permite orientarse con precisión durante sus desplazamientos por el océano.
En el estudio, los investigadores emplearon un tanque especializado rodeado por una bobina magnética que replicaba el campo magnético del océano Atlántico. Expusieron a 16 tortugas marinas a campos magnéticos simulados de distintas áreas geográficas, incluyendo la costa de América del Norte y el Golfo de México. Durante un periodo de dos meses, se condicionó a las tortugas a asociar la firma magnética de un lugar concreto con la comida, ofreciéndoles alimento únicamente cuando se encontraban en ese campo magnético.
Las tortugas realizaron la "danza de las tortugas" (aleteos, apertura de boca y giros) con mayor intensidad en el campo magnético asociado a la comida. Tras el condicionamiento, la prueba Wilcoxon (w = 123, p = 0.003) confirmó que el aumento en estos comportamientos no fue al azar, sino un efecto real del aprendizaje. La magnitud de la diferencia, medida con g de Hedge (0.88), fue grande. Cuatro meses después, se repitieron las pruebas y las tortugas continuaron reaccionando al mismo campo magnético (w = 118, p = 0.01), aunque con una intensidad algo menor (g de Hedge = 0.62), lo que demuestra que recordaban la asociación entre el campo magnético y la comida.
Además, pruebas adicionales verificaron que las tortugas podían distinguir entre diferentes campos magnéticos correspondientes a ubicaciones geográficas específicas como Delaware y Cuba, o Maine y Florida. Estos hallazgos remarcan las habilidades cognitivas de las tortugas marinas para diferenciar entre coordenadas magnéticas complejas y asociarlas a lugares concretos.
En cuanto a los mecanismos biológicos, los resultados destacaron dos sistemas magnéticos funcionando de manera independiente en las tortugas. Un sistema actúa como brújula para determinar direcciones, mientras que otro opera como un mapa magnético que ubica coordenadas específicas. Curiosamente, experimentos con campos de radiofrecuencia demostraron que mientras las tortugas podían identificar firmas magnéticas, su orientación mediante la brújula interna se veía afectada, lo que confirma la autonomía de ambos sistemas.
Esta investigación no solo profundiza en la navegación de las tortugas marinas, sino que también resalta implicaciones biológicas significativas. La capacidad de recordar coordenadas magnéticas durante largos periodos podría explicar cómo las tortugas completan ciclos vitales, como regresar a sus playas de anidación tras años de distancia oceánica.
El hallazgo marca un precedente al ser la primera evidencia directa de que una especie animal puede aprender y conservar firmas magnéticas naturales de zonas geográficas específicas. Esto abre nuevas vías de estudio en el ámbito de la biología y la ecología marina, además de plantear interrogantes sobre los procesos biológicos subyacentes que permiten a las tortugas percibir y memorizar el campo magnético terrestre. Las tortugas marinas tienen un sistema de navegación tan sofisticado que algunos científicos las comparan con "GPS biológicos", ya que pueden atravesar miles de kilómetros de océano y regresar al lugar exacto de su nacimiento para anidar.