Elon Musk, líder de empresas como Tesla y SpaceX, ha forjado una alianza significativa con Donald Trump, expresidente y actual candidato presidencial para 2024. Uno de los aspectos más destacados de esta relación es la donación de $288 millones que Musk realizó a la campaña presidencial de Trump, consolidándose como uno de los principales donantes del exmandatario. Este respaldo no solo se limitó a lo financiero, ya que Musk también participó en eventos de campaña y en la celebración de la inauguración de Trump realizada en Mar-a-Lago.
Otro episodio simbólico que marcó su vínculo fue la portada de la revista Time en la que Musk se mostró detrás del icónico escritorio Resolute, lo que provocó comentarios irónicos de Trump sobre la relevancia de la revista. Más allá de estos gestos mediáticos, la relación ha adquirido dimensiones institucionales: Musk fue designado como jefe del denominado "departamento de eficiencia gubernamental" (Doge), un equipo cuya tarea es reestructurar las agencias federales, optimizar presupuestos y efectuar despidos. Bajo su liderazgo, este grupo, compuesto en gran parte por ingenieros de software, obtuvo acceso al sistema del tesoro que maneja transacciones anuales por $5 billones.
La gestión de Musk al frente de Doge ha generado tensiones y cuestionamientos. Uno de los movimientos más controvertidos fue el cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) sin aprobarlo previamente con el Congreso, una acción que Musk celebró públicamente en redes sociales. Este cierre, junto con despidos masivos y congelaciones de fondos, ha motivado una ola de protestas, incluyendo manifestaciones en las que se exige la salida de Musk del gobierno, y abierto la puerta a desafíos legales.
Actualmente, catorce estados han presentado demandas contra Trump y Musk, acusándolos de un desmantelamiento ilegal de agencias federales. La controversia también ha repercutido dentro del Partido Republicano, donde el 43% de sus miembros expresa su deseo de que Musk tenga "poca" influencia política, mientras que el 17% aboga porque no tenga ninguna.
Analistas políticos han destacado que este tándem podría enfrentar turbulencias debido a los caracteres complejos de ambos personajes. Además, señalan que Musk podría convertirse en una carga para Trump si su influencia continúa erosionando su popularidad. Pese a ello, la relación entre ambos refleja el impacto que puede tener la convergencia entre grandes figuras empresariales y políticas en la estructura gubernamental del país. El nombre "Doge" para el departamento liderado por Musk parece ser un guiño al popular meme de Internet, vinculado a su afinidad por el Dogecoin, una criptomoneda que ha promovido en reiteradas ocasiones.