El 14 de febrero de 2025, el gobierno de Japón anunció la liberación de hasta 210,000 toneladas de arroz procedentes de su reserva estratégica de emergencia, en un esfuerzo por contener el alza de precios, que ha superado el 50% en los últimos meses. Con esta decisión, el gobierno implementa por primera vez el uso de estas reservas para reducir costos en lugar de abordar emergencias relacionadas con fenómenos naturales o fallas en las cosechas, marcando un hito en la política alimentaria de la nación.
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Actualmente, el precio promedio de un saco de 5 kilogramos de arroz asciende a ¥3,688 (aproximadamente $24), en contraste con los ¥2,023 registrados el año anterior. Este aumento, que ha llevado la inflación de los precios del arroz a niveles preocupantes, ha sido atribuido en parte a la especulación en el mercado y a problemas significativos en el sistema de distribución. Aunque la producción de arroz en 2024 alcanzó un incremento de 180,000 toneladas en comparación con 2023, la recolección por parte de los distribuidores disminuyó en igual cantidad, dejando 210,000 toneladas menos recolectadas hasta diciembre de 2024. Esta situación ha creado un desequilibrio en el mercado que el gobierno busca corregir.
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La distribución del arroz liberado se llevará a cabo en dos etapas. Inicialmente, 150,000 toneladas serán subastadas, cifra equivalente a la cantidad que manejan los distribuidores en promedio cada mes. Si los efectos de esta primera inserción no son suficientes para estabilizar el mercado, se liberarán 60,000 toneladas adicionales. El arroz comenzará a estar disponible para la venta al público a finales de marzo y principios de abril de 2025.
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El anuncio fue realizado por el Ministro de Agricultura, Taku Eto, quien subrayó que, a pesar de una producción adecuada, un "cuello de botella" en la distribución y la entrada de especuladores fueron los principales factores detrás de la desestabilización de los precios. Este fenómeno refleja un desequilibrio entre la oferta y la demanda que no corresponde a las cantidades efectivamente producidas.
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Es importante señalar que Japón mantiene un total de aproximadamente 1 millón de toneladas de arroz en su reserva estratégica. Estas reservas comenzaron a acumularse en 1995, tras una crisis de escasez vivida en 1993, y tienen una vigencia de almacenamiento de hasta cinco años antes de ser renovadas para garantizar su frescura y calidad.
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La medida del gobierno busca aliviar la presión económica sobre los consumidores japoneses, ya que el arroz es un alimento básico en la dieta del país. Las implicaciones de esta decisión también incluyen un intento por disuadir a los especuladores de seguir influyendo en el mercado con prácticas que elevan artificialmente los precios, incrementando las dificultades para las familias japonesas. Además, se espera que este esfuerzo logre una mayor estabilidad y previsibilidad en los precios del arroz a corto plazo.