En una escalada más a la ya tensa disputa comercial entre Estados Unidos y China, el 10 de marzo de 2025 entraron en vigor aranceles de hasta el 15% sobre una lista de productos agrícolas estadounidenses, incluidos carne de vacuno, carne de ave y cereales. Estas medidas tomadas por el gobierno chino también involucran la suspensión de importaciones de soja de tres entidades comerciales estadounidenses, así como la paralización de compras de troncos provenientes del mismo país.
Estas acciones por parte de Pekín surgieron en respuesta a la decisión de la administración Trump de duplicar un arancel general aplicado previamente a todas las exportaciones chinas. Los nuevos gravámenes chinos buscan equilibrar la balanza en medio de un clima de crecientes tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo.
El ministro de Finanzas de China, Lan Fo’an, enfatizó que el gobierno chino cuenta con herramientas suficientes dentro de su marco de política fiscal para abordar las repercusiones económicas, reafirmando que China tiene espacio para maniobras tanto a nivel interno como internacional. Sin embargo, las represalias no fueron diseñadas para generar una escalada significativa en el conflicto, dejando abierta la posibilidad de reanudar negociaciones bilaterales, aunque hasta el momento no se han confirmado conversaciones oficiales entre ambas partes.
En paralelo a esta situación, en la Asamblea Popular Nacional que tuvo lugar en Pekín, el primer ministro chino Li Qiang anunció una meta de crecimiento económico del 5% para este año, reconociendo que es un objetivo ambicioso dadas las actuales tensiones comerciales y las persistentes dificultades en el sector inmobiliario. Li también detalló algunas de las medidas tomadas para amortiguar el impacto de los nuevos aranceles estadounidenses, como la decisión de aumentar el déficit presupuestario general al nivel más alto en más de tres décadas.
Por otra parte, las estadísticas oficiales muestran que la inflación al consumo en China bajó por debajo de cero por primera vez en más de un año, con una caída del índice de precios subyacente del 0,1%. Este fue el segundo descenso en más de 15 años, reflejando tanto desafíos internos como externos para mantener la estabilidad económica del país.
El conflicto comercial entre estas dos potencias sigue generando gran incertidumbre en los mercados internacionales, al tiempo que profundiza las tensiones bilaterales en uno de los escenarios económicos más importantes del mundo.
La soja ha sido uno de los productos agrícolas más afectados por las disputas comerciales entre Estados Unidos y China. En 2022, el país asiático representaba el 57% de las exportaciones totales de soja estadounidense, lo que subraya la importancia de este mercado para los agricultores norteamericanos.