Pakistán está enfrentando una crisis en su conectividad a internet, con una reducción significativa en la velocidad de conexión que oscila entre el 30% y el 80%. Estas cifras han sido reportadas por la Asociación de Proveedores de Servicios Inalámbricos e Internet de Pakistán (Wispap), afectando a aproximadamente 110 millones de usuarios y resultando en pérdidas económicas estimadas en hasta 300 millones de dólares para el sector tecnológico.
Uno de los principales factores señalados como causa de esta problemática es la implementación de un nuevo cortafuegos a nivel nacional por parte del gobierno paquistaní. Este sistema, cuya finalidad es regular el contenido y proteger las redes gubernamentales contra amenazas, ha sido criticado por expertos del sector tecnológico, quienes lo consideran responsable de la desaceleración de la red. No obstante, la ministra de Información y Tecnología, Shaza Fatima Khawaja, ha desmentido esta acusación, atribuyendo la lentitud a la alta población del país y al incremento en el uso de redes privadas virtuales (VPN).
El impacto de esta situación ha sido especialmente severo en el ámbito de los negocios. Empresas locales han reportado dificultades para mantener comunicación fluida con clientes internacionales, así como problemas para enviar y recibir archivos digitales. Esta situación es particularmente crítica para los más de 500,000 trabajadores freelance del sector de tecnología de la información, cuya labor depende de una conexión estable y veloz. Algunas empresas internacionales están incluso considerando la reubicación de sus operaciones fuera de Pakistán debido a estos inconvenientes.
A pesar de las quejas y la desconfianza generada entre los usuarios y expertos, el gobierno paquistaní ha declarado que no ha impuesto nuevas restricciones a internet. En cambio, se encuentran trabajando en la mejora de la ciberseguridad del país, un esfuerzo que no ha logrado calmar las preocupaciones de la sociedad.
Los efectos de esta disminución en la velocidad de internet no se limitan al sector empresarial. Profesionales de la salud y educadores han destacado las dificultades para acceder a información vital y llevar a cabo sesiones en línea, un problema que impacta tanto en la medicina como en la educación del país.
El contexto político también juega un rol importante en esta crisis de conectividad. El gobierno ha bloqueado repetidamente plataformas de redes sociales y limitado el acceso a internet como medida para manejar protestas y disturbios relacionados con el arresto del ex primer ministro Imran Khan. Estos bloqueos han agravado la situación, complicando aún más el panorama para los usuarios.
En respuesta a estos desafíos, activistas y líderes empresariales han hecho llamados urgentes para que se tomen medidas inmediatas para asegurar un acceso a internet confiable y que dicho acceso sea reconocido como un derecho fundamental. La situación sigue siendo crítica, y se espera una acción rápida y efectiva para evitar mayores consecuencias. Pakistán es el décimo país más poblado del mundo, con una población que supera los 220 millones de habitantes, lo que contribuye significativamente a la alta demanda de ancho de banda y complicaciones en la gestión de la red de internet.